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tannhauser

DIARIO DE MI HYDE (1)

Lluvia. Gris y pertinaz, de esa que inunda las calles de coches impacientes y le pinta de vacío las cuencas de los ojos a los hombres. Lluvia alienadora. Gotas de locura acariciándolo todo. Ya no encuentro en estos días mojados aquel aroma a misterio, a ensoñación, que tantas veces le hallara en el pasado. Ya no es más que agua sucia, sólo agua; mi mente vuelve a las esencias, simplificándose, y en éstas no encuentra más que la nada inaprensible; incapaz de dotarla de significados arbitrarios con mis pensamientos desbocados, no puedo hacer otra cosa que agonizar.

Camino por la calle encapuchado bajo el anorak con cara de hastío, asqueado del día que amaneció, y no porque me esté dirigiendo al repugnante trabajo de todos los días en medio del diluvio, tampoco porque ya haya empezado a notar las primeras punzadas de lo que sin duda será una migraña aniquiladora, ni tan siquiera porque el maldito café barato que tomo por las mañanas me produce ardor. No, pongo cara de hastío, de incomparable hastío, porque simplemente es la cara que hay que poner, la cara que todo el mundo pone en días como el de hoy… Mirad, mirad… fijaos bien… ese, ese, ese también… y aquella otra… todos. En el fondo no somos más que jodidas máquinas. Todos a mi alrededor jodidas máquinas; son el mismo rostro, mi rostro, ese que dice con palabras insonoras ¡Oh Dios!... llueve… ¡Jodida mierda de vida!... y son pocas, muy pocas las excepciones, apenas un valor ponderable. Llega un momento en que el período de lo posible se acaba y la vida te abre en canal metiéndote hasta el fondo el programa del absurdo, como aquel fulano, Woods, al que le metían negras y palpitantes cintas de vídeo en su abdomen de vagina… ¡Ala!, ya estás programado chaval; ahora me perteneces. Olvida todas esas chorradas de la libertad y el libre albedrío. Deja atrás cualquier variante de ilusión. Todo eso es basura filosófica que se han de comer ratas y polillas. Esto… esto… ¡ESTO es lo REAL!... métetelo bien en esa pequeña y dura cabeza; y ahora, ¡venga!, sal ahí fuera y empápate la cara de agua gris, de día gris, de vida gris… ¡y pon tu mejor rostro de hastío, tu mejor cara de asco, maldita sea!

Y cuando luzca el sol achinarás los ojos e impostarás esas magníficas sonrisas de primavera y esperanza que tú y yo sabemos, y cuando lleguen las nieves te agrietarás los labios, te sangrarás las manos, y cuando llegue la muerte te cagarás de miedo y te arrodillarás implorando clemencia… joder si lo harás… “Hay una cinta que te quiero poner, Max”… si te gustó esta negra lluvia que pudre las entrañas espera a ver esto otro… es mierda de la mejor…

3… 2… 1… PLAY…

© JIP

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