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tannhauser

OBRAS COMPLETAS DE JOHN DOE

Una habitación mohosa, desastrada, anegada en tinieblas. Nauseabunda. Reina un aire acre, maléfico y mefítico. Algo corta la oscuridad; haces de luz transversal de las linternas policiales. Un recurso estético-fílmico que bebe del mejor Scott, el Nexus-6 del 82.

En la Hondura del Purgatorio


En el interior de ese infierno unos estantes. Repletos, desbordados por los cientos de cuadernos que comprenden la obra magna, los volúmenes completos de un tal Juan Nadie al que, según parece, llaman loco porque parafrasea a de Quincey en aquello de dar al matar estéticas ingenierías, en la mejor tradición del "Body Count" arquitectónico, salido directamente de ese irrecuperable decenio de los 80.

Y mientras todos tras las pantallas hablan del gordo que explotó, la puta pasada a cuchillo, el abogado en porciones, ese pobre desgraciado condenado a deleitarse en la cata de la vagancia exacerbada, nadie repara en esas letras terribles, ninguno habla de las “Obras Completas” de John Doe, esa colección deletérea de onerosos pensamientos que resumen la historia del hombre; su horror, su inquina, su locura, filmadas y escritas, desde el Afectísimo Destripador hasta nuestros días.

Suyo Afectísimo... Jack


Freeman, la voz de la experiencia, el hombre cansado y vencido, busca la respuesta en la gran biblioteca, en los libros del antiguo averno. Pitt, alumno irreverente y vesánico; perdedor, da palos de ciego mientras se ahoga en la lluvia sempiterna de esa ciudad innominada que jamás consigue, no obstante, limpiarse a sí misma, por más agua que se tira encima… como ya pasaba también en la Megápolis estallante del Nexus-Scott.

Los Angeles 2019, la ciudad estallante


Pero los dos fallan, husmean la dirección equivocada, pues la clave está en las palabras de Doe, el Nuevo Mesías... porque la respuesta a todo está en la Nueva Biblia, ese nuevo credo de la inhumanidad del s. XX… también, por qué no, del 21... En esas páginas manuscritas, atiborradas de una letra tortuosa y torturada, ahítas de unas sangres tan hórridas como ciertas, se encuentra el espejo sobre el que se asienta el reflejo de nuestro particular Dorian Gray crepuscular, todo él monstruoso, pervertido, terminal.

Todos somos Dorian Gray


Porque John Doe, el hombre sin nombre, es seguramente el nombre último en la lista de los grandes autores de la literatura universal. Tras él ya no cabe posibilidad de arte alguno... sólo cabe aguardar la extinción.

El Nuevo Mesías; el Último Autor


Fincher retrata en Seven la vida como un purgatorio, la antesala gris -apocalíptica y lluviosa- de ese averno pintado de desierto rojo, seco, marciano, al que en el final sólo el trío Freeman-Pitt-Spacey consigue acceder para representar ese Último Acto de nuestra Tragicomedia titulado: "Muerte del VIEJOHOMBRE y nacimiento de la CARNENUEVA”.

Acto Final en el Infierno


Un editor sin escrúpulos debería algún día publicar a Doe. En edición de lujo; tapas duras, grandes letras. Miles y miles de ejemplares en las calles, en sus ojos, nuestras mentes. Así las puertas se abrirían al resto de mortales. Tal vez entonces podríamos de una vez aniquilarnos, dar carpetazo a este retrete, también llovido en lágrimas, también inundado en negras sombras, embozado por completo, que tantos llaman realidad.

© JIP"

4 comentarios

JIP -

Muchas Gracias, Magda

Feliz 2005... para ti y para todos los que de tanto en tanto se pasan por aquí...

:)

Magda -

Vengo a darte un abrazo y a desearte que 2005 te traiga amor y dicha sin fin.

¡Feliz 2005!

JIP -

Precisamente por eso, Charito, qué liberación tener la cabeza hueca en los tiempos que corren; le dan a uno ganas de abandonar la humanidad sólo por verse librado de tanta carga...

Charito -

umm.. John Doe.. no tenía ni idea... que pena de cabecita hueca.
besitos