EL ARTE DEL "DEUS EX MACHINA"
Lo cierto es que The Ladykillers es cine del bueno, con diferencia la mejor película de mi cartelera esta semana y es que a este respecto vivo en provincias, como suele decirse-, pero he de confesar que aun así, y sin haber tenido la ocasión de ver "El Quinteto de la Muerte" para comparar, el film no me acabó de convencer, quizá porque en algunos momentos me asaltó la sensación del refrito, como si estuviese asistiendo a un "The Very Best of the Coen Brothers" sacado al mercado aprisa y corriendo y sin remasterizar
Porque en efecto hay un poco de todo lo mejor de la factoría Coen en The Ladykillers ; algo de "El Gran Lebowsky", de "O Brother!" y "Arizona Baby", e incluso de "El Gran Salto", pero pienso que esta vez la mezcla no les acabó de cuajar a los dos hermanos, que se resiente de cierta artificialidad, como si a base de forzar premeditadamente la concavidad de sus personajes hubiesen acabado por tornarlos convexos, produciendo así una historia risueñamente absurda y grotesca, tanto, que terminó por mostrarse un esperpento aguado y facilón que ni para sí hubiese querido un Valle-Inclán en sus horas más bajas. Tampoco ayudó demasiado, claro está, la sobreactuación de Hanks, así como el espectáculo del inefable Marlon Wayans, cuya inclusión en un trabajo de los Coen me parece, todavía ahora, del todo incomprensible... Si se trataba de hacer el tonto gratuitamente haber dado su papel al bueno de Bruce Campbell en lugar de cederle tan sólo un insignificante cameo, a buen seguro que el resultado habría sido mejor, y toda una legión de frikis, entre los cuales me cuento, les hubiese estado eternamente agradecida.
Con todo, el final de la película acabó por redimirla bastante mediante ese absurdo y mágico deus ex machina en el que Hanks, el último de los ladykillers con vida, recibe la inesperada y sospechosa caricia de una cínica cabeza de gárgola, desgajada de su cuello de piedra, para acabar precipitándose después, previo ahorcamiento con su propia y mármorea capa, a un infierno maloliente de basura y desperdicio, reuniéndose de paso, con sus cuatro compañeros de fechorías, también ya fiambres, mientras un pedazo de esa misma capa que lo ahogó emprende el vuelo con calculados pasos de danza burlona. De este modo la justicia poética alcanzaba su cenit, los malvados eran castigados, enviados al infierno, y el dinero robado, fruto del juego y el pecado pasaba a recompensar la buena fe de la piadosa Irma P. Hall...
El Bien gana de nuevo y todos tan contentos. Mientras tanto, en el anochecer y la cercanía de los títulos de crédito, Dios se destapa y echa al mar de basuras, al purgatorio de inmundicias, un pecaminoso dedo cercenado, última prueba de su castigo redentor sobre los delincuentes amorales, a quienes desde buen principio vigiló y tanteó y llevó poco a poco a su merecido final, en todo momento camuflado bajo la piel del travieso y güevón gato "Piñones".
Ojalá todos los deus ex machina fuesen así...
© JIP
Con todo, el final de la película acabó por redimirla bastante mediante ese absurdo y mágico deus ex machina en el que Hanks, el último de los ladykillers con vida, recibe la inesperada y sospechosa caricia de una cínica cabeza de gárgola, desgajada de su cuello de piedra, para acabar precipitándose después, previo ahorcamiento con su propia y mármorea capa, a un infierno maloliente de basura y desperdicio, reuniéndose de paso, con sus cuatro compañeros de fechorías, también ya fiambres, mientras un pedazo de esa misma capa que lo ahogó emprende el vuelo con calculados pasos de danza burlona. De este modo la justicia poética alcanzaba su cenit, los malvados eran castigados, enviados al infierno, y el dinero robado, fruto del juego y el pecado pasaba a recompensar la buena fe de la piadosa Irma P. Hall...
El Bien gana de nuevo y todos tan contentos. Mientras tanto, en el anochecer y la cercanía de los títulos de crédito, Dios se destapa y echa al mar de basuras, al purgatorio de inmundicias, un pecaminoso dedo cercenado, última prueba de su castigo redentor sobre los delincuentes amorales, a quienes desde buen principio vigiló y tanteó y llevó poco a poco a su merecido final, en todo momento camuflado bajo la piel del travieso y güevón gato "Piñones".
Ojalá todos los deus ex machina fuesen así...
© JIP
3 comentarios
Spaulding -
JIP -
esto es anóoomalo -