Campanadas
Primer día del año tirado por el retrete. Lo siento bajar, aunque se resiste, está como atascado, no acaba de querer deslizarse tuberías abajo. Es un zurullo bien y bien grandote.
Nada destacable en el alma. Muchor dormir y muy poco de lo demás. Bueno sí, mucha hambre también y un algo de odio. El hambre viene y va pero el odio siempre está ahí. Debe hacerlo. Te mantiene a flote. El amor es un salvavidas demasiado endeble... El hambre puede saciarse pero el odio en cambio siempre necesita de nuevos objetivos, nuevos horizontes a los que tirar, disparar, sobre los que elucubrar venganzas.
Podría hablar de lo de ayer. ¿Podría? Bueno, pues no lo voy a hacer. Me lo reservo. Se confirmó lo que yo ya sabía, que los fantasmas no existen, pero sí los cobardes... y que yo no soy uno de ellos. Ninguno de los dos. Los fantasmes aparecen, se aparecen, y los cobardes se carcajean en la sombra. Yo en cambio ni me carcacajeo ni me aparezco. Estoy allí. Cumplo. ¿Cuántos pueden decir lo mismo? Unos muy pocos... A lo sumo tildádme de Odiador. Loco Odiador, para servirles...
Lo de las campanadas en la carretera. Eso sí estuvo bien. Un año se iba al carajo sustituido por otro tan descorazonador como el que se iba. Somos ratas de laboratorio atrapados en la rueda del tiempo. Aunque eso sí, hay ratas y RATAS... En fin, que dieron las 12 y yo estaba allí, en la autopista oscura, y no había nadie más. Toda para mí. No estaba para nadie. Pero existía, estaba allí. No como los fantasmas, que ya sabéis que no están nunca, porque no son...
En fin, me voy a comer algo...
5 comentarios
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Javi -
Lo de RATA va para quien lo quiera hacer suyo. Tú lo hiciste, lo aceptas. Por algo será.
Feliz, año para ti también, y también para tus huesos escarchados.
maite -
Punto dos: Si lo de rata va por mí, lo acepto gustosa, pero al menos yo salgo de mi alcantarilla y no voy por ahí dándomelas de loco caballero andante cuando no llego ni a escudero de mala muerte.
Por cierto, feliz año nuevo.
wave -