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tannhauser

ESTA NOCHE NO PUDE DORMIR, ASÍ QUE...

(Noche cerrada. Sin Luna. Oscuridad Absoluta. Tan solo el resplandor que desprenden dos almas)

KURTZ: Buenos días, Rick.
RICK: ¿Buenos Días?... Es de noche, señor...
KURTZ: Eso puede arreglarse, amigo. (Da dos palmadas. Un sol se cuelga del cielo. La oscuridad se vuelve jungla húmeda, verde, hermética)
RICK: Ah... ¡Cuánto poder en las manos! ¿Debe usted ser Dios como poco?
KURTZ: ¡Dios ha muerto!... acaso no lo sabía usted... (se carcajea) De vez en cuando pasa por aquí gente loca que trae buenas nuevas. Esto me lo dijo un tipo serio, de gran mostacho y abismo en los ojos, antes de perderse para siempre en la espesura... (señala a su espalda con la cabeza) ¡Aquél sí estaba como una auténtica regadera! (vuelve a carcajearse mientras hace círculos con el índice en torno a su sien)
RICK: ¿Un nihilista?
KURTZ: Más bien El Nihilista.
RICK: Entonces, si no es usted Dios, tendré que seguir buscando.
KURTZ: Yo tan solo soy dios y víctima de mi propia locura, como todos por aquí, y procuro dedicarme a ella con suma devoción (enciende un pitillo, le da un par de hondas caladas, luego se lo ofrece a Rick. Éste lo acepta)
RICK: Yo no fumo, pero se lo acepto porque se me acabaron los chicles...
KURTZ: De todos modos, no se equivoque usted, mi querido Max, porque yo soy el hombre que busca y este, (abre los brazos señalando su entorno) es el corazón de la tinieblas... lo que pasa es que hoy hace bueno y está despejado...
MAX:¿Cómo supo usted mis nombres?
KURTZ: Yo lo sé todo de usted, lo sé todo de todos los que acaban aquí sus caminos... Además... ¡lo pone en el libreto, estúpido...!
MAX: ¡Ah!... Entonces es usted Kurtz.
KURTZ: En efecto. ¿Viene usted a matarme, Rick?
RICK: Así es. Pero todavía no cobré este mes y estoy algo mosca... así que si quiere lo discutimos...
KURTZ: ¡Espléndido! Hablémoslo mientras comemos, si le parece (chasquea los dedos. Aparecen de la nada dos sillas y una mesa plegables, y sobre ésta, dos platos de sopa, unas piezas de fruta y una botella de vino tinto. Los dos toman asiento y empiezan a comer) Tiene usted razón, está muy mal el trabajo hoy en día. Mucho empleo basura... No se valora el talento, ¿no cree...?
RICK: Muy cierto. Yo trabajé durante un tiempo de... pero, bueno, qué le voy a contar de mí que ya no sepa...
KURTZ: Sí, lo sé,pero habléme de ello de todos modos...
RICK: ¿Por qué?
KURTZ: Es una manera como cualquier otra de rellenar diálogo...
RICK: ¡Ah! ¡Qué bueno! Pues... yo trabajé durante un tiempo de Blade Runner, asesinando replicantes a sangre fría y tal... no estaba mal... pero un día caí en la cuenta de que yo mismo era también un replicante y se me llenó la mente de preguntas sin respuestas, y acabé por entrar en contradicción conmigo mismo.
KURTZ: Mal asunto, amigo.
RICK: Sí. Tuve que dejarlo... además... hacía una humedad terrible... malo para mi espalda...
KURTZ: Le comprendo a usted perfectamente. Yo combatí en Tannhäuser, sabe... una experiencia horrible...
RICK: ¡¿De verdad?! ¡¿Y cómo salió de allí con vida?! ¡¿Le hirieron?!
KURTZ: No. Me hice el muerto. Soy esencialmente cobarde... (coge la botella de vino y le echa un buen trago, luego se la ofrece a Rick) ¿Vino?
RICK: Yo nunca bebo... Vino (Silencio) (Miradas cruzadas) (Silencio) Es un chiste intestino, sabe.
KURTZ: ¿Porque piensa que sólo lo entiende usted...?
RICK: No, porque no me sienta bien el vino... me descompone.
KURTZ: Entiendo... Pues Bela Lugosi también se paseó por aquí hará un tiempo. Estaba mortalmente pálido, vestía de negro e iba siempre con la capa a rastras, y no hacía más que gritarme que podía volar, que podía volar... y que si podía pasarle algo de morfina... Mal asunto (y tuerce la boca en una mueca de resignación)
RICK: ¿Y qué pasó?
KURTZ: Le dije que ahuecase el ala (Silencio) (Los dos terminan de comer. Kurtz enciende otro pitillo) Pero no se calle, querido amigo, siga con su curriculum... qué hizo después de abandonar Los Ángeles...
MAX: Ah sí... después de aquello trabajé como director de una pequeño canal de TV. Le dábamos al público todo tipo de basura.... y ellos la degustaban con gran fruición... ¡Gran invento la televisión!
KURTZ: Sin duda.
MAX: Incluso me eché una novia, una chica cañón, de esas que sólo se ven en los sueños y en las palículas. Nicki se llamaba. Le iban las emociones fuertes y quemarse los pechos con cigarrillos... Mucha mujer aquella, sí... ¿Me da una calada?
KURTZ: ¿Creí que no fumaba? (le tiende el cigarrillo)
MAX: Y no lo hago... pero es que de repente me he puesto nostálgico (le da una honda calada, expulsando el humo lentamente con la mirada perdida en el infinito)
KURTZ: ¿Y qué ocurrió después?
MAX: (Volviendo en sí)¡Oh!... pues empecé a tener serios problemas... pesadillas... alucinaciones... mutaciones cárnicas, cosa chunga... Mi dermatólogo me aconsejó que lo dejase inmediatamente.
KURTZ: Claro, la salud ante todo...
JIP: Sí... y bueno, hasta ahora andaba deambulando de aquí para allá, sin oficio ni beneficio, escribiendo diálogos absurdos como este en mis noches de insomnio, hasta que me ofrecieron este trabajo... Me dijeron, eh, chaval, quieres irte al infierno... a cargarte a Dios... el curro de tu vida... y aquí estoy. (se termina el pitillo, lo arroja al suelo y lo apaga con el zapato, restregándolo con saña)
KURTZ: Ajá... Todo eso es muy interesante, aunque, claro está, ya lo sabía... A mí también me dio por la escritura hace un tiempo, nada más llegar aquí. Escribí un poema... ¿quiere escucharlo?... su opinión sería muy importante para mí...
JIP: Por supuesto...
KURTZ: Lo títule "El Horror", claro está, y se lo dediqué a Conrad y Coppola, mis amados padres... Decía así... (carraspea y cambia el rostro a una expresión seria)

Cada continua mañana amanezco muerto,
respiro aire, se mueve mi cuerpo,
mas yáceme la mente apagada;
yerta en el más hondo de los silencios.

Me enfrento al espejo y contemplo,
la imagen se me muestra oscura y gris,
demacrada y vieja... horrible;
tan real como la vida misma.

Sus ojos fenecidos me observan acechantes,
su hedionda boca, inculpante, me señala.
Palabras graves salvan la superficie
cristalina y me interrogan:
¿Has visto el horror alguna vez?
y atroces imágenes me asaltan la memoria...

He visto guerras y batallas,
campos ungidos en sangre,
hedientos riachuelos de muerte,
cómo odio y rabia prendían fuego
y sus infernales llamas arrasaban el presente.

He visto la huella del fin
en el rostro de un niño pequeño;
el gesto convulso de tremebundo
dolor en su faz desencajada,
sus ojos vidriosos,
bañados en negras lágrimas,
llorando la existencia ya perdida,
gimoteando desolado la vida no vivida.

He visto al hombre clamando venganza,
ciega la razón, sedienta de odio su alma,
chillando sangre, clamando garras,
ansiando derramar la vida ajena.

He visto cómo un Dios inexistente
me dejó náufrago y desamparado,
solitario en este lluvioso mar de preguntas sin respuesta.

He visto perecer todos mis sueños en el olvido,
precipitados, marchitos, abismados
enteros al más ardiente vacío.

He visto cómo el tiempo, fuerza fugaz,
quebrantaba mis huesos en furioso embate,
y su quehacer inexorable transformaba mi cuerpo
en decrépita máquina, en arrabal de senectud.

He visto cómo la Muerte amenazaba mi sueño
con la impetuosa acometida de su guadaña,
mientras sus punzantes ojos rojos me cegaban
y sus uñas venenosas sajábanme mortalmente el pecho.

He visto el amor desvanecerse en la vigilia,
preso de una letal amargura, un desengaño eterno.

He visto... mi vida.
He vivido... mi vida.
Sí. Por completo...
... Y tú, pardo reflejo de mi inconsciencia
me preguntas si he visto el horror alguna vez…

El Horror...
El Horror...
Sí, lo he visto,
he danzado con él y su amiga del alma, la Muerte,
a la luz de una brillante luna llena.

Sí, lo he visto... y lo veo;
todos los hombres ven día tras día,
su imagen gris reflejada en un oscuro espejo.

(Silencio. La expresión de creciente entusiasmo que Kurtz fue adquiriendo a medida que se envalentonaba recitando su poema, va cambiándose poco a poco por un mohín de tristeza al observar la estupefacción de JIP. El silecio sigue hasta hacerse verdaderamente incómodo)

JIP: Para serle sincero... querido amigo, es bastante malo... Un auténtico ripio... Creo que después de esto, y muy a mi pesar, no me va a quedar más remedio que matarle... (el rostro de Kurtz es la viva máscara de una tragedia griega. Las lágrimas están a punto de aflorar, pero se sobrepone al fin, no sin esfuerzo)
KURTZ: Sí, bueno... tenga en cuenta que soy novel en estas lides y el paisaje no es que le disponga fácilmente a uno al favor de las musas.

(El silencio incómodo vuelve a hacerse entre los dos. Kurtz, mortalmente afligido, clava la mirada en el suelo, ovillado y servil, mientras JIP tamborilea nervioso el suelo con el tacón derecho y mira la hora)

JIP: Bueno, créame que la compañía ha sido grata, pero la verdad es que se me ha hecho algo tarde, y debería empezar a finiquitar el asunto que me trajo hasta aquí... así que... si no le importa, le pegó un tirito y listos... le prometo que no sentirá nada; el fin será instantáneo. (saca la pistola, revisa la munición, la carga y quita el seguro)
KURTZ: Bueno, a decir verdad, ya empezaba a estar un poco harto de todo esto... siempre me he preguntado qué habría más allá, jungla adentro... así que no tengo inconveniente en avenirme a su propuesta... No obstante, sí quería preguntarle una última cosa, si no es indiscreción...
JIP: Adelante.
KURTZ: ¿Cuáles son sus honorarios? ¿Qué saca usted de todo esto?
JIP: Mi sueño de toda la vida... un viaje a Tánger...
KURTZ: Ajá... Preciosa en esta época de año, según tengo entendido...
JIP: En esta y en todas, querido Kurtz... en esta y en todas...
KURTZ: ¿Sabe que al apretar ese gatillo terminará mi locura y dará comienzo la suya, que éste que fue mi reino será en adelante el suyo, y que las pesadillas ya no lo abandonarán jamás...?
JIP: Es una posibilidad... aunque el Eterno Retorno es una hipótesis todavía por demostrar empíricamente. En cualquier caso, como los personajes de ficción que somos no nos queda más remedio que asumir los destinos que se le antojaron a ese que en este mismo instante nos escribe... es decir, que usted debe morir y yo debo apretar el gatillo... así que vayamos a ello, porque son ya las nueve y media de la mañana... y no he pegado ojo en toda la noche... y voy a hacerme algo de desayunar, que hay hambre...

(El estrépito restalla ahogado. La luz desaparece y todo se confunde en un latir de Tinieblas. Silencio... Silencio)

© JIP

4 comentarios

Javi -

Hola José Andres, y gracias, tengo ganas de volver a retomar TannHäuser con nuevos bríos, nuevas ideas, esperop tener empeño para hacerlo, y que tú lo leas ;)
Siempre he dicho que no hay nada como alimentarse uno de sus propias contradicciones.

Un saludo.

José Andrés Prieto -

Hola Javier; observo con alegría que continuaste con tu obra en el blog, pese a que -hace ya meses- en una pasajera visita pude leer con cierta desolación el que lo abandonabas.
eso está bien, uno de los signos de la sabiduría es que no hay que tomarse demasiado a pecho las propias normas, e incluso la propia palabra.
hace casi una luna de que escribiste este tema al que añado mi comentario, yo también tardo a veces en retomar el teclado, ... Blade Runner fue una de mis obras favoritas de literatura y de cine, allá también por un verano caluroso y oscuro de luna de un presente repasado...
salud, amigo...

José Andrés

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Sueño -

Un post realmente bueno, las noches de insomnio y la cinefilia no son tan malas como nos quieren hacer creer.

tánger soto -

rick, max, jip........... me quedo con este último. un beso