VERSO TRAICIONADO
¿Qué fuerzas rigen las leyes de la creación? ¿Qué tipo de química hierve en los sentimientos de alguien que ama, o cree que ama, capaz de conducirlo a las más grandes locuras, también a las mayores tonterías? ¿Qué queda después de la decepción, del desengaño, que pueda ser digno de recuerdo? ¿Pueden acaso unos versos traicionados llegar a significar alguna cosa cuando ya de aquello que los impulsó no queda sino desidia y rencor? Quién sabe... quizá los poemas posean tanta fuerza como las personas que los crean, como las que los matan, y por lo tanto, también como aquéllas, están destinados a vivir, persistir, seguir significando mucho más allá del ya destruido aliento que los trajo al mundo... O tal vez no... tal vez no son sino palabras vacías, sentimientos asesinados, imágenes sin sentido que no merecen otro destino que las llamas...
VERSO TRAICIONADO
Tal es el tamaño de tu vacío,
de este no estar tú que me dejas,
cual roto recuerdo de fulgor ambarino,
que siento en mi pecho todo un mar que deshiela,
rezumante de agujas, escarchados cuchillos,
caricias de sal que de mi piel hacen quiebra.
Tal el ardor en tus labios mecido,
vesubial en el roce, infernal en su abrazo,
dulce prisión de barrotes lúbricos, muros carnales,
en los que encerrarme entero, para siempre,
mortal y enroscado a la deslizante condena que tu boca
[encierra,
allí donde nacen y mueren tus más tiernos suspiros.
Tal el tremor de tu rojo latido,
cuando me añoras, me amas, me extrañas.
recreándome amante en tus sueños de lava;
el cuello mordido y sangrante en mis ávidos labios,
el negro cabello, ondulante y líquido, de tu frente huido
que tengo el sentir detenido, congelado en el nevar de tus
[entrañas.
Tal la luz que arde en tu nombre,
que el alma me pierdes en tintura de hechizos,
y cual vida nueva que nace en tinieblas,
que empuja doliente ansiando el primer albur,
busco en tus ojos ese suave brillar del deseo
encuentro en tus brazos ese frágil rielar de lo eterno
© JIP
VERSO TRAICIONADO
Tal es el tamaño de tu vacío,
de este no estar tú que me dejas,
cual roto recuerdo de fulgor ambarino,
que siento en mi pecho todo un mar que deshiela,
rezumante de agujas, escarchados cuchillos,
caricias de sal que de mi piel hacen quiebra.
Tal el ardor en tus labios mecido,
vesubial en el roce, infernal en su abrazo,
dulce prisión de barrotes lúbricos, muros carnales,
en los que encerrarme entero, para siempre,
mortal y enroscado a la deslizante condena que tu boca
[encierra,
allí donde nacen y mueren tus más tiernos suspiros.
Tal el tremor de tu rojo latido,
cuando me añoras, me amas, me extrañas.
recreándome amante en tus sueños de lava;
el cuello mordido y sangrante en mis ávidos labios,
el negro cabello, ondulante y líquido, de tu frente huido
que tengo el sentir detenido, congelado en el nevar de tus
[entrañas.
Tal la luz que arde en tu nombre,
que el alma me pierdes en tintura de hechizos,
y cual vida nueva que nace en tinieblas,
que empuja doliente ansiando el primer albur,
busco en tus ojos ese suave brillar del deseo
encuentro en tus brazos ese frágil rielar de lo eterno
© JIP
2 comentarios
yelenis navarro las tapa te las agarro -
sandra -