El NIÑO BURTON
Tim Burton es un bicho raro, o mejor dicho, es un eterno niño raro, no hay más que echarle un sucinto vistazo a su filmografía para confirmarlo. Conjuntamente con David Cronenberg, Davi Lynch, Terry William, y Sam Raimi, él es uno de esos contados cineastas contemporáneos que poseen un particular e inconfundible mundo visual y narrativo que podemos seguir, en mayor o menor medida, en todas y cada una de sus películas.
Me asomo a su libro de poemas e ilustraciones, La Melancólica Muerte del Chico Ostra, y todas mis sospechas se confirman su rareza es genial, maravillosa. El librito menudo es un corto y agradable paseo visual y sentimental por ese universo suyo, tan particular y alegremente oscuro. Por esos poemillas inocentes y esas ilustraciones tiernamente macabras desfilan toda una serie de niños raros y solitarios, auténticos freaks venidos directamente del mundo de ensueño y pesadilla que es la propia mente de Burton, y que no son sino el reflejo del niño raro, del freak extraño que él mismo se sabe, recreando de paso en mi mente un melancólico crucero a través de los mejores momentos de su mágica filmografía.
Chico Robot y Ojos de Clavo transpiran el espíritu de los tiernos Eduardo Manostijeras y Frankenweenie, todos ellos niños prefabricados, pequeños frankensteins manufacturados. La Mirona, La Chica de Muchos Ojos y Jaime parecen salidos directamente del purgatorio cartoon y feérico de "Bitelchús". Chica Vudú y Chico Tóxico bien pudieran tener su residencia en la Ciudad de Halloween de Pesadilla antes de Navidad, mientras que el Chico Momia me viene a ver, tal cual es, desde esa misma película, y Palillo bien recuerda, en esencia, la figura del delgaducho y soñador Jack Skeleton. Incluso está Nino, el horroroso niño pingüino, que me trae a la cabeza a Danny DeVitto vestido de ártico en la mejor adaptación de Batman que hasta ahora se ha hecho. Y también, cómo no, está el Chico Ostra, cuya triste vida, cuya melancólica muerte, tanto tienen del propio Burton y toda su galería de personajes, así como de un tal Gregor Samsa que tiempo ha amaneció escarabajo
De estos niños que transpiran macabra dulzura, suave desolación, nostálgica incomprensión, mágica soledad, me llegan sin quererlo los efluvios de Tod Browning y su parada de monstruos; de Charles Laughton y su noche del cazador; de la entera Hammer; de Vincent Price y Roger Corman haciendo el ganso con los cuentos de Poe; de Kafka -cómo no, siempre Kafka-; e incluso de Edward Gorey, cuya influencia en Burton, es más que reconocida.
El regusto final tras la lectura, empero, es de profunda tristeza, porque el destino de esos niños, aun engalanado de versos y colores, es siempre trágico, como si el propio autor, niño a su vez en espíritu, pero hombre consciente al fin, supiese que el tiempo de la infancia no es infinito, que al contrario, dura muy poco, y que una vez expulsado de él ya no se puede volver aunque la imaginación pueda llegar a ser un buen placebo. No obstante, él lo sabe, jamás será lo mismo.
Por eso, quizás, para el Chico Ostra y el resto de su troupe de solitarios marginales no hay luz ni esperanza, porque en el Reino de Fantasía en el que nacieron y del que indudablemente serán expulsados no parece haber sitio para siempre...
© JIP
Me asomo a su libro de poemas e ilustraciones, La Melancólica Muerte del Chico Ostra, y todas mis sospechas se confirman su rareza es genial, maravillosa. El librito menudo es un corto y agradable paseo visual y sentimental por ese universo suyo, tan particular y alegremente oscuro. Por esos poemillas inocentes y esas ilustraciones tiernamente macabras desfilan toda una serie de niños raros y solitarios, auténticos freaks venidos directamente del mundo de ensueño y pesadilla que es la propia mente de Burton, y que no son sino el reflejo del niño raro, del freak extraño que él mismo se sabe, recreando de paso en mi mente un melancólico crucero a través de los mejores momentos de su mágica filmografía.
Chico Robot y Ojos de Clavo transpiran el espíritu de los tiernos Eduardo Manostijeras y Frankenweenie, todos ellos niños prefabricados, pequeños frankensteins manufacturados. La Mirona, La Chica de Muchos Ojos y Jaime parecen salidos directamente del purgatorio cartoon y feérico de "Bitelchús". Chica Vudú y Chico Tóxico bien pudieran tener su residencia en la Ciudad de Halloween de Pesadilla antes de Navidad, mientras que el Chico Momia me viene a ver, tal cual es, desde esa misma película, y Palillo bien recuerda, en esencia, la figura del delgaducho y soñador Jack Skeleton. Incluso está Nino, el horroroso niño pingüino, que me trae a la cabeza a Danny DeVitto vestido de ártico en la mejor adaptación de Batman que hasta ahora se ha hecho. Y también, cómo no, está el Chico Ostra, cuya triste vida, cuya melancólica muerte, tanto tienen del propio Burton y toda su galería de personajes, así como de un tal Gregor Samsa que tiempo ha amaneció escarabajo
De estos niños que transpiran macabra dulzura, suave desolación, nostálgica incomprensión, mágica soledad, me llegan sin quererlo los efluvios de Tod Browning y su parada de monstruos; de Charles Laughton y su noche del cazador; de la entera Hammer; de Vincent Price y Roger Corman haciendo el ganso con los cuentos de Poe; de Kafka -cómo no, siempre Kafka-; e incluso de Edward Gorey, cuya influencia en Burton, es más que reconocida.
El regusto final tras la lectura, empero, es de profunda tristeza, porque el destino de esos niños, aun engalanado de versos y colores, es siempre trágico, como si el propio autor, niño a su vez en espíritu, pero hombre consciente al fin, supiese que el tiempo de la infancia no es infinito, que al contrario, dura muy poco, y que una vez expulsado de él ya no se puede volver aunque la imaginación pueda llegar a ser un buen placebo. No obstante, él lo sabe, jamás será lo mismo.
Por eso, quizás, para el Chico Ostra y el resto de su troupe de solitarios marginales no hay luz ni esperanza, porque en el Reino de Fantasía en el que nacieron y del que indudablemente serán expulsados no parece haber sitio para siempre...
© JIP
18 comentarios
gOrda y flakO -
Laura -
cARLOS -
Burtongrácia -
wock -
meli -
meli -
lola -
chica mancha -
la verdad esque esta bastante bien
yo -
romina -
le adoreeeee
je aime tim
belén -
Beca -
:)
JIP -
Machus -
juan carlos -
JIP -
No conozco esa novela, pero tomo nota... :)
Pedro -