UN PAR DE CAFÉS
Un bar cualquiera en la nocturnidad de una ciudad tranquila, de esas pequeñas que no quisieron todavía renunciar a su condición de pueblo, y dentro de él todas las mesas llenas de gente; chicas, chicos
gente. Y en una de ellas las mesas-, un par de sombras silenciosas, cabizbajas, confeccionando secretamente pequeños y particulares vacíos. Una con un amor recién roto, la otra temiendo el suyo prontamente ceder. Esta y no otra me parece la mejor forma de describirlos a los dos, pintar sus rostros, dibujar su temblor de espíritu. Podría además añadir algo, que ninguno de los dos tiene los ojos claros, y que sólo a uno, el más bajo, le gusta en realidad el café.
Mientras alrededor los demás, esos todos que no son sombras, ríen, charlan, se divierten, ellos siguen callados, muy callados, haciendo con la mirada prácticas de tiro sobre su postración. Él le dijo a él que su amor había acabado, que ella lo terminó. Él le contestó que lo sentía. También que tenía miedo, porque el suyo su amor- lo sentía zozobrar, próximo al abismo, jugando equilibrista, demencial, a la ruleta rusa con el tambor entero cargado de balas. Sin posibilidad de escape, vamos chaval
Él ríe. Él ríe también. Coraje de vencidos en el último anochecer. De nuevo silencio.
¿Otro café? dice el que se quedó sin sueño. Otro café responde él, aquel que presiente su sueño caer.
La camarera dice que lo siente, que es tarde, que apagó la cafetera y que por esta noche no habrá ya más café
Mierda, dice el uno. Bueno, en realidad a mí no me gusta el café Es el más alto el que habla. Y por qué siempre lo estás tomando le pregunta él
Qué mejor negro que el suyo el del café-, en el que disolver estos temores que tengo de sentirme destrozado, con el corazón deshecho y el alma toda ahogada en lágrimas Qué mejor amargura que la suya la del café-, sobre la que aprender ese insoslayable camino del morder el polvo
Silencio de nuevo. Nuevas prácticas de tiro, cada vez más aceradas, sobre un transcurrir desazonado
Quizá el problema somos nosotros, no crees Locos, inconscientes, por vivir la vida en ese extremo terrible del vivir para amar, del amar demasiado
Locos por amar a ultranza... tú crees
Quizá
Mierda Se acabó el café, dice él... -¿o ha sido Él...?
© JIP
Mientras alrededor los demás, esos todos que no son sombras, ríen, charlan, se divierten, ellos siguen callados, muy callados, haciendo con la mirada prácticas de tiro sobre su postración. Él le dijo a él que su amor había acabado, que ella lo terminó. Él le contestó que lo sentía. También que tenía miedo, porque el suyo su amor- lo sentía zozobrar, próximo al abismo, jugando equilibrista, demencial, a la ruleta rusa con el tambor entero cargado de balas. Sin posibilidad de escape, vamos chaval
Él ríe. Él ríe también. Coraje de vencidos en el último anochecer. De nuevo silencio.
¿Otro café? dice el que se quedó sin sueño. Otro café responde él, aquel que presiente su sueño caer.
La camarera dice que lo siente, que es tarde, que apagó la cafetera y que por esta noche no habrá ya más café
Mierda, dice el uno. Bueno, en realidad a mí no me gusta el café Es el más alto el que habla. Y por qué siempre lo estás tomando le pregunta él
Qué mejor negro que el suyo el del café-, en el que disolver estos temores que tengo de sentirme destrozado, con el corazón deshecho y el alma toda ahogada en lágrimas Qué mejor amargura que la suya la del café-, sobre la que aprender ese insoslayable camino del morder el polvo
Silencio de nuevo. Nuevas prácticas de tiro, cada vez más aceradas, sobre un transcurrir desazonado
Quizá el problema somos nosotros, no crees Locos, inconscientes, por vivir la vida en ese extremo terrible del vivir para amar, del amar demasiado
Locos por amar a ultranza... tú crees
Quizá
Mierda Se acabó el café, dice él... -¿o ha sido Él...?
© JIP
4 comentarios
jose -
quizá, (y sin quizá) eso nos sirva para habituarnos más a la naturaleza de nuestra vida...
un saludo
troyana -
JIP -
En cuanto al café, como el amor, por supuesto que me gusta, pero a veces está bien eso de falsearse uno a sí mismo y convertirse en ficción...
En el juego de averiguar después qué es verdad y qué ficción, hay más magia de la que parece... tanto para los demás -a aquellos que interese, claro-, como sobre todo para uno mismo...
un saludo, Jose
Jose -
pondré el enlace a tu blog en los míos cuando tenga un momento de respiro (últimamente es que no respiro, es decir, puede que esté muerto...)
un saludo:
Jose
UBTSLA_
Papillon Cassée