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tannhauser

WELLS, VISIONARIO

Herbert George Wells


Despertó bañado en sudores y miedos... los fantasmas volvían de nuevo...

Miró los folios manuscritos en su regazo. Se había dormido escribiendo una vez más. Fue al baño y se lavó la cara. Luego se miró en el espejo: "Soy Herbert George Wells... y los fantasmas vuelven de nuevo..." Se sentía viejo y cansado. Todo aquello empezaba a pesar demasiado. Lo había intentado, había escrito páginas y páginas, para negarlos, para alejarlos definitivamente, y no sólo de él, de todos. Había cantado la utopía, confiado en el hombre, ante todo y sobre todo, en el hombre y su razón... Incluso había escrito esa película a partir de uno de sus propios libros... "Cosas por Venir"... Le aterrorizaba pensar en esa vida futura, ese horror por venir… No podía seguir engañándose más, ellos habían vuelto, y esta vez para quedarse…

El Jugador de Croquet


Volvió al estudio, a su manuscrito, su nuevo libro, "El Jugador de Croquet", le estaba saliendo agrio, pesimista, impropio, pero los años y sus sueños no pasaban en balde. Releyó lo escrito antes de quedarse dormido, y en la última línea, el escalofrío. Se estremeció. Dominado por el arrebato necesitó escribir aquella frase que significaba su derrota, la rendición incondicional. Después de tantos años de lucha, al fin abdicaba: "Niños pequeños muertos por ataques aéreos en la calle"... Sus lectores las tomarían por las vacías palabras de un personaje loco en una extraña novela, pero sólo él sabía...

Se extinguía el año 1935; quedaban dos para Guernica, y diez para Dresde e Hiroshima... y él, Herbert George Wells, ya lo había visto TODO...

© JIP

Dresde tras los bombardeos

4 comentarios

JIP -

Y lo peor estaba por llegar... los fantasmas de la II Guerra Mundial, el genocidio, la barbarie atómica, el punto de inflexión y, quizá... El Final...

Pero bueno, todo esto es ficción... supongo...

un saudo, Magda.

Magda -

¿Cómo no cansarse, no sentir el peso de una realidad cuando se es premonitorio como el gran Herbert George Wells.

Su sensibilidad tan a flor de piel se vio afectada con los horrores de la primera guerra mundial ¿y cómo no?

Recordarlo es sentirlo...

Un abrazo.

JIP -

Ya es todo un esfuerzo tener algo en lo que creer... y luego además, "creer"...

un saludo.

Charito -

que solo se debía sentir... guardanto tantos secretos y no poder compartirlos. a la gente le cuesta creer siempre en algo que no sea palpable.