RIGOR MORTIS
Parece un día normal, verdad, como cualquier otro, pero no lo es, porque hoy los muertos se han levantado de sus sepulturas... El porqué es algo que sólo yo sé y ahora mismo tampoco interesa demasiado, ya que la cuestión es esta; ¡los muertos vivientes campan a sus anchas por la tierra!... aunque no todos se han enterado, todavía...
Un centro médico, unidad de urgencias, media mañana, la sala de espera está vacía; extraño, muy extraño. De pronto un cadáver putrefacto se las arregla para entrar -el cómo es lo de menos- y se acerca lenta, torpemente, tambaleándose, hacia la ventanilla de admisiones.
- ¡Cereeebrooossss!
- ¿¡Migraña¡? No sabe usted que no puede venir a urgencias por una simple migraña... ¡Para eso está su médico de cabecera!... En fin, pase de todos modos, tiene suerte, hoy esto está muy muerto.
- ¡Arrrghhhh!
- ¡Marchando una de migrañas!...
Y lo mete por una puerta a empellones, sin mirar, tiene prisa por volver a sus "lecturas" del corazón, mientras nuestro zombi, confundido, pone cara de panoli. El doctor, cómo no, se hace de rogar, y entra en la consulta al cabo de media hora; treinta minutos durante los cuales no han parado de escucharse fuertes arañazos en la puerta y ahogados gritos de "¡ereeebroo!... ¡ereeebroo!", o algo parecido, tanto da...
Al fin el médico se digna a aparecer, bata blanca, gafas negras, estetoscopio colgando, cara de resignación:
- ¿Y bien?... Cuénteme caballero...
- ¡CEREEEBROOOSSSS!
- Ah, ya... algo de eso me han dicho, sí... bueno... veamos, sí... no tiene usted muy buen aspecto; ese feo color de cara, y esas llagas... debería acudir a su dermatólogo lo antes posible... En fin, yo pienso que todo tiene que ser del estrés, ya me entiende... ¿Ha probado a dormir un poco más?... ya sabe, una valeriana, un buen colchón, nueve horitas de sueño, y se acabaron sus problemas... jejeje...
- ¡El dolooorrrrr!
- Bueno, bueno... no se altere buen hombre, si se empeña le hecharemos un vistazo...
- Mmmmm... pupilas dilatadas, sí... mmmmm... Se le cae a usted el pelo que es una barbaridad... ya le digo que esto va a ser del estrés... mmmm, sí... está usted algo rígido; debería hacer más ejercicio físico, para desentumecer, engrasar la maquinaria, ya me entiende, jejeje... Uffff... nada de pulso... vamos a tener que hacer algo con esa hipotensión, jejeje... ¡Uy!, se le acaba de caer el brazo... tome, aguánteselo un momento... le haré un volante para el traumatólogo y ya verá qué pronto vuelve a tenerlos los dos en su sitio... pero con preferencia ordinaria, eh, que esto no es nada...
- ¡El dolooorrrr de estarrr muerrrrtoooo!
- ¡Bah!, pero qué me dice caballero, si sólo es una migraña, no me sea usted hipocondríaco... ¡que está usted hecho un chaval!... sanote sanote, vamos... Verá, tiene que ser más positivo, más alegre, más feliz; estos pequeños achaques son todos psicosomáticos, se lo digo yo... Bueno, se me va a tomar un par de gelocatiles y un valium antes de acostarse y ¡ala!, ¡como nuevo!...
- ¡Cereebr...
Pero la cosa se queda a medio gritar, porque el doctor lo echa fuera de la consulta de un fuerte empujón y nuestro zombi se queda patidifuso, atónito de la hostia, con las recetas en la mano, y unos ojos redondos como platos, que casi se le salen de las órbitas... lo cual, bien mirado, tampoco tiene que ser muy difícil...
- Ay que ver cómo está el personal... a la que sienten un dolorcillo se creen que están para morirse... ¡Mierda!, pues no se me ha dejado el brazo aquí, el menda...
© JIP
Un centro médico, unidad de urgencias, media mañana, la sala de espera está vacía; extraño, muy extraño. De pronto un cadáver putrefacto se las arregla para entrar -el cómo es lo de menos- y se acerca lenta, torpemente, tambaleándose, hacia la ventanilla de admisiones.
- ¡Cereeebrooossss!
- ¿¡Migraña¡? No sabe usted que no puede venir a urgencias por una simple migraña... ¡Para eso está su médico de cabecera!... En fin, pase de todos modos, tiene suerte, hoy esto está muy muerto.
- ¡Arrrghhhh!
- ¡Marchando una de migrañas!...
Y lo mete por una puerta a empellones, sin mirar, tiene prisa por volver a sus "lecturas" del corazón, mientras nuestro zombi, confundido, pone cara de panoli. El doctor, cómo no, se hace de rogar, y entra en la consulta al cabo de media hora; treinta minutos durante los cuales no han parado de escucharse fuertes arañazos en la puerta y ahogados gritos de "¡ereeebroo!... ¡ereeebroo!", o algo parecido, tanto da...
Al fin el médico se digna a aparecer, bata blanca, gafas negras, estetoscopio colgando, cara de resignación:
- ¿Y bien?... Cuénteme caballero...
- ¡CEREEEBROOOSSSS!
- Ah, ya... algo de eso me han dicho, sí... bueno... veamos, sí... no tiene usted muy buen aspecto; ese feo color de cara, y esas llagas... debería acudir a su dermatólogo lo antes posible... En fin, yo pienso que todo tiene que ser del estrés, ya me entiende... ¿Ha probado a dormir un poco más?... ya sabe, una valeriana, un buen colchón, nueve horitas de sueño, y se acabaron sus problemas... jejeje...
- ¡El dolooorrrrr!
- Bueno, bueno... no se altere buen hombre, si se empeña le hecharemos un vistazo...
- Mmmmm... pupilas dilatadas, sí... mmmmm... Se le cae a usted el pelo que es una barbaridad... ya le digo que esto va a ser del estrés... mmmm, sí... está usted algo rígido; debería hacer más ejercicio físico, para desentumecer, engrasar la maquinaria, ya me entiende, jejeje... Uffff... nada de pulso... vamos a tener que hacer algo con esa hipotensión, jejeje... ¡Uy!, se le acaba de caer el brazo... tome, aguánteselo un momento... le haré un volante para el traumatólogo y ya verá qué pronto vuelve a tenerlos los dos en su sitio... pero con preferencia ordinaria, eh, que esto no es nada...
- ¡El dolooorrrr de estarrr muerrrrtoooo!
- ¡Bah!, pero qué me dice caballero, si sólo es una migraña, no me sea usted hipocondríaco... ¡que está usted hecho un chaval!... sanote sanote, vamos... Verá, tiene que ser más positivo, más alegre, más feliz; estos pequeños achaques son todos psicosomáticos, se lo digo yo... Bueno, se me va a tomar un par de gelocatiles y un valium antes de acostarse y ¡ala!, ¡como nuevo!...
- ¡Cereebr...
Pero la cosa se queda a medio gritar, porque el doctor lo echa fuera de la consulta de un fuerte empujón y nuestro zombi se queda patidifuso, atónito de la hostia, con las recetas en la mano, y unos ojos redondos como platos, que casi se le salen de las órbitas... lo cual, bien mirado, tampoco tiene que ser muy difícil...
- Ay que ver cómo está el personal... a la que sienten un dolorcillo se creen que están para morirse... ¡Mierda!, pues no se me ha dejado el brazo aquí, el menda...
© JIP
3 comentarios
pauli -
besines :)
JIP -
A mí siempre me produjo mucho más terror la serie "Urgencias" que la más terrorífica de las pelis de muertos vivientes, más que nada por aquello de, ¡de la Seguridad Social líbranos Señor!
Un saludo
PaRaP -
(este relato ha revitalizado mis ganas de ver Shaun of dead)