De Felinos y Hombres
Las cosas siguen donde estaban, al menos eso dictan las apariencias, que, lejanas a corroborar ese ya bochornoso decir popular, tú lo sabes, las más de las veces pasan que se las pelan sobre la verdad, eso cuando no la impactan directo, dinamitando su epicentro, barriendo toda posibilidad de hiperplasia.
La carta no llega porque nunca fue escrita, apenas un par de intentos fallidos, auténtica carne de papelera; el primero ante un café con leche mañanero, demasiado dormido yo, demasiado caliente él, y en general con poco hilo de tiempo ambos como para dilatarnos en inermes correspondencias; el segundo de madrugada, altas horas alienígenas ya lejanas en el calendario y aún más distantes en el ventrículo superior del cerebro, que es el reloj de alma, etéreo archivero mayor y aún injubilado de la memoria.
Te digo esto, a la par que enrocándome sobre mi indolencia, más que nada por estar notando en mis fueros cero impulsos tendentes hacia cualquier parte, incluso me atrevería a decir más: infinitos negativos, ese no-lugar de muerte inmortal que se nos esconde, por el momento, bajo el epígrafe que precede al epígrafe de los -273 grados. El cero absoluto del hoy será el frío negro de los que vendrán no sabemos cuándo, suponiendo, claro está, ingenuos y exógenos a toda beligerancia, que ése hipotético sea un mañana con tierra y mar y oxígenos por insuflar.
Hasta entonces el marasmo, la atonía inabarcable, sólo rota por el ajetreo de las colas de los gatos, que saben más que tú y que yo, probablemente también más que todos ellos, y por eso mismo permanecen silentes y adormilados, óptimos en el ahorro de energía cuando todo acto o barrunto es inútil; únicamente maullando y haciendo acto de presencia y de prestancia cuando ronronea el estómago o hierve la leche del saco escrotal, ya que las tiranías del estómago y la gónada son aún indisociables de todo absurdo cárnico basado en el carbono.
De todos modos, descuida, cualquier día de estos me levanto con ánimo homicida y no te extrañe que hasta me plante en tu casa con toda una declaración de los hechos de mi puño y letra, el cuchillo ensangrentado, y por supuesto el sello irrebocable, rebasando por muy poco los treinta céntimos, no más.
Hasta ese entonces, descansa. Yo haré lo propio, acorde con mis porcentajes de cansancio y hastío. Será mañana un mañana sin sorpresas, seguro, ya que tenernos atentos y despiertos en lo venidero supondría una mínima posibilidad de plantar batalla por nuestra parte, y no hay demiurgo que no apueste sobre seguro, apalabrado y encamado bajo cuerda con la Gran Placenta Banca Prostituta del Universo Conocido.
13 comentarios
Javier -
estifen quinj -
Así que el texto me pareció una larga fila de palabras encadenadas. He de decir que lo he vuelto a leer y me ha perecido excelente.
Javier -
Saludo.
Danzante -
Javier -
Quinj, me derriba usted, este texto está escrito precisamente para ser aprehendido en toda su esencia en estados de semiinconsciencia etílica o psicotropía galopante. No sé qué pensar...
estifen quinj -
pepe montero -
Javier -
Yo hace años que vengo diciendo que convivir con gato no es ser amo sino siervo, hasta hace algunos años escribí textuelo al efecto en este mismo lugar...
Por lo demás, sinapsis perturbadas como las suyas, capaces de semejante perla: "una de las imágenes que más me gusta ofrecer a través de mi ventana es la que compongo yo erguido, sosteniendo en brazos al micho cual si de infernal infante se tratare, de modo que cuando desde la calle mira alguna vieja, me levanto la camiseta haciendo como si el bicho mamare ubre masculina. Luego me río a grandes carcajadas y al rato hago de vientre", no sólo me dejan noqueado y sin palabras -¡a mí!-, también me convierten en ferviente seguidor de su psicosis.
Siga así.
Pustulu Uominidi -
De hecho, una de las imágenes que más me gusta ofrecer a través de mi ventana es la que compongo yo erguido, sosteniendo en brazos al micho cual si de infernal infante se tratare, de modo que cuando desde la calle mira alguna vieja, me levanto la camiseta haciendo como si el bicho mamare ubre masculina. Luego me río a grandes carcajadas y al rato hago de vientre.
Javier -
De hecho, si los gatos no son hoy día la cúspide de la cadena trófica es por ser tan codenadamente perros, lo que, a la par de irónico, de deja de tener jodida la gracia, mendiós!
Como solíamos decir en la escuela cuando nos preguntaban una definición de memoria: "¿Qué es el cero absoluto, Sr. Iglesias?"... "Pues, pues... uhm... el... el cero absoluto 'es cuando' te quitan lo bailao, doña profe..."
Y yastá.
francotirador -
en cuanto al cero absoluto... por si acaso que me quiten lo bailao.
Javier -
Me hace usted subir los colores con lo de "criptoescriba", todo y ser consciente de que tanto forzar la hermenéutica no ha de trabajar sino en mi menoscabo.
Criptosaludo!
cuvric -
Criptoescriba, un hurra por usted!