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tannhauser

LetrasdeArena

"Los niños imaginan con facilidad las cosas que desean y no tienen. Cuando en su madurez conservan esa facultad maravillosa, se dice de ellos que son poetas o locos”

Anatole France

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Así que supongo que no quiero dejar de serlo, un niño terrible, como los de Cocteau, y entregarme sin reserva al síndrome PeterPanesco, que me consuma desde la raíz hasta las entrañas, y que mi aire arda con ígnea llama,  hasta que no quede otra cosa que el vapor en ceniza de mis alas.

Aunque esté ya cada vez tan lejos de esos años de los que apenas nada recuerdo, cada segundo menos, y cada segundo más difuminado, como si los surcos de arena que fui hubiesen sido poco a poco, pero sí, pertinazmente alisados, por el tiempo disfrazado de viento, y el reloj mimetizado en marea, y los años cayentes dándoselas de escoba altanera. Pero queda el deseo, queda la ilusión como vasta e irrevocable, de serlo todo y no aceptar ser saciado, como ésos hocicos también terribles que siempre tienen hambre, a todas horas, de sangre y de carne, y, cómo no, de arena seca y húmeda y como cieno gris en las pezuñas.


Conque aquí estaré siempre, hasta ese último día que será un crespúsculo de ojos cerrados; ventanales rotos, y manos caídas; tan quietas arañas y tan panza arriba. Aquí esperaré ese hundirse de sol moribundo en la hondura de tierra lejana, toda horizonte, que ha de ser, ay, tan amante madre de mis huesos. Aguardaré acabado, así, como finiquitado. Aguardaré expectante, así, como si toda esta oscuridad no hubiese de ser sino preámbulo.

Y en mi mirada vivirá la locura, y en mi corazón la ajenación verterá sus hielos de sístole diabólica y diástole irrubricable. Y arderá en mis dedos la alienante magia de la alienante rima, la alienante palabra, el alienante silencio escrito y manuscrito, y entre lo otro y lo uno, lo vivo, lo irrevocablemente eterno y vivo.

Inmatable, parasiempre, atemporal.


Y ojalá en ninguna de mis líneas muera el chaval alado que alienta mis sueños, y que tan nada tiene que ver con este hombre cansado y este cuerpo en derrota que segundo a segundo, grano de arena sobre grano de arena, voy entregando al océano...

 

 

3 comentarios

azuldeblasto -

Tal vez, al entregarte por completo al vasto océano, recuperes al niño interior, y los dos juntos recorriendo el mismo sendero os hagáis guiños de complicidad con la completa seguridad de que os tenéis el uno al otro para siempre,
para siempre,
siempre.

wave -

Pues yo de poeta tengo poco, así que lo mio debe ser la locura.

katakrek -

Nuestras vidas son los rios, que van a dar al mar, que es el morir. Manrique dixit.