El Judas de MonteCristo
LA CIUDAD
Te dices: Me marcharé
a otra tierra, otro mar,
a una ciudad mucho más bella de lo que ésta
pudo ser o anhelar...
Esta ciudad donde cada paso aprieta el nudo corredizo,
un corazón en un cuerpo enterrado y polvoriento.
¿Cuánto tiempo tendré que quedarme,
confinado en estos triste arrabales
del pensamiento más vulgar? Dondequiera que mire
se alzan las negras ruinas de mi vida.
Cuántos años he pasado aquí
derrochando, tirando, sin beneficio alguno...
No hay tierra nueva, amigo, ni mar nuevo,
pues la ciudad te seguirá.
Por las mismas calles andarás interminablemente,
los mismos suburbios mentales van de la juventud a la vejez,
y en la misma casa acabarás lleno de canas...
La ciudad es una jaula.
No hay otro lugar, siempre el mismo
puerto terreno, y no hay barco
que te arranque a ti mismo. !Ah!
¿No comprendes
que al arruinar tu vida entera
en este sitio, la has malogrado
en cualquier parte de este mundo?
Cavafis
___
Algunos de los que me conocéis ya sabéis de la singular guerra que desde hace años mantengo con Reus, esta ciudad muerta que me vio nacer, que para nada siento en el corazón, y de la que todavía no he conseguido escapar, tal que si fuese uno de esos estúpidos y sombríos personajes míos de los que ayer hablaba. Esta ciudad cárcel, este pueblo celda, esta profunda y provinciana prisión de almas que pretende también algún día albergar mi muerte, qué duda cabe, y que por tanto se sabe y se siente, como la antigua e irreductible Alcatraz, tan segura y confiada de sus insalvables muros que no hace sitio en su retorcida mente de retorcido laberinto a la mínima posibilidad de una victoria por mi(s) parte(s), esto es, por mis mismísimos... Reus viene de "Reo", es decir, de "reos", prisioneros, reclusos, condenados todos, todos aquellos que vieron su luz primera bajo su auspicio o hace tanto tiempo que perviven en él que ya olvidaron cómo demonios y por qué diantres vinieron a dar con sus huesos a este páramo. Una especie de "Dark City" pequeño-burguesa y acomodaticia; epítome de lo pusilánime. Porque no hay extremos en ella, y de ahí que no se la pueda abandonar sino para volver al poco tiempo; se vive bien, demasiado bien, y eso mata toda lucha o inquietud, todo impulso hacia cualquiera o ninguna parte. ¿Para qué me voy a mover con lo bien que estoy aquí? Como aves nacidas en cautividad, si nos abrieran la puerta de la jaula aún correríamos a cerrarla temerosos con el ala toda temblorosa... Y aquí te quedas hasta que te pudres y la vida se te reduce a esperar encerrado en casa que den las cinco para salir de compras y que den las ocho y cierren las tiendas para volver corriendito a encerrarte de nuevo en la cueva, al ladito justo de la estufa y el televisor. Brazos caídos siempre... ¿Por qué? Porque tienes ambas manos ocupadas sosteniendo las atiborradas bolsas del consumismo... Cuando vino Napoleón y dijo: "Lamédme las botas, garsons", los de aquí bajaron rápido los brazos, rindiéndose a las primeras de cambio, mientras a la vecina Tarragona, que no quiso abdicar, la pasaron los franchutes a cuchillo. Cobardes, cobardes, cobardes... Aquí el único que al menos un brazo lo mantiene alzado es el insigne Prim, a lomos de su caballo, sable en alto, y en verdad que es quien un poco se salva de mi quema, más que nada por aquello de que un día, en plena calle y a traición, bien lo traspasaron al otro barrio de un descerrajazo hijoputa... Y eso, ¡ojo!, que de mi quema no me salvo ni yo, que soy el primero que me tiro de cabeza a la pira. Qué fácil sería abandonarse a la hipocresía y la demagogia de un cagarse en todo esto y no dejarse al tiempo los brazos destrozados intentando doblegar barrotes. Pero no seré yo quien caiga en esa trampa, precisamente por ser tan consciente de ella. Quizá no de muchas otras, pero sí de esta, pues no en vano soy yo mismo quien la lleva tejiendo desde tanto tiempo atrás. Si sigo aquí, si todavía no he conseguido alzar el vuelo, aquí es donde debo penar. Me lo merezco. Todavía no he sabido ganarme el cielo. ¿Por qué? Porque como dice Cavafis la cárcel, la tumba, el infierno, lo lleva uno dentro y dondequiera que vaya allí le acompañará. Y de ese adentro, de la pura y palpitante y doliente entraña debe uno arrancárselo si es que quiere o pretende algún día huir a ese "otro mar" que son siempre nuestros sueños más privados y sinceros.
Pero al menos me mantiene a tono toda esta bilis, me calienta la musculatura y me acera el pensamiento, me afila como guadaña mantenerme así, en esta eterna brega contra estas cuatro calles y plazas que son como cuatro paredes sin puerta: planear cada día un poquito y malévolamente cómo devolverle en forma de puñalada todo lo que esta cárcel que de repente se convirtió en ciudad me ha ido robando desde chico.
20 comentarios
caro -
leo -
Javi -
De todos modos no dejan de ser curiosas todas estas reacciones, sobre todo cuando sé de buena tinta que no soy el único que piensa que esta ciudad está maldita... juas.
Un abrazo, Lidia :)
seamother -
Javi -
komanche -
Magda -
wave -
Javi -
wave -
Javi -
Las florecitas son tan bellas... pero tan aburridas...
Un abrazo a todos los comentaristas.
wave -
azuldeblasto -
Buena suerte.
Javi -
Sin acritud, ya sabes... Besitos acres. :)
katakrek -
laceci -
Se ve que escribes desde lo más profundo de tu odio....
Cuando uno sufre, escribe de puta madre...
Un día te contaré lo que me une a Reus.
gud morning!
Javi -
katakrek -
Hippel -
Cada capítulo, un post.
Y un índice.
Y despúes me cuentas.
Saludos!!
woswis -