Pendular
Pasa la vida un poco cada día y uno con ella, qué remedio, encajado como rueda en carruaje, o mejor, como chicle o rastro de mierda sanguijuelo en alpargata, al menos hasta que a ti o a mí, tal vez a él, el destino nos deje listo de papeles; el mundo tienda al sol del ocaso su colada, expurgándose, y para entonces todo esté ya de más, para todos, para ese que se va, que al fin y al cabo eso y no otra cosa es morirse, un mero trámite, y después nada, que todo y todos desaparecen, desaparecemos, precisamente por ser tú el que te vas. Pero hasta entonces vivir, ¿no?, qué remedio, sin remedio, aunque siempre haya atajos a reventar de finales transeúntes, pero lo normal es esto, vivir, convivir, malvivir, las más de las veces un sinvivir, pegado a la carreta y a la suela del zapato, rodando, rodando, y cuantos más los años, encajando, hoy aquí quebrado el brazo, mañana allí partido el bazo, con las justas fuerzas y células para sacar de dentro la sangre, hemoglobina, hígados y arrestos; las putas ganas de seguir aquí un mañana más. Puedes renunciar, bajar la cabeza, gacha el alma, rota la lanza, pero seguirás teniendo hambre, los árboles, madres celosas, seguirán tapándote la nariz para que abras la boca, te termines enterito el plato de viento y clorofila. Es vivir perder por defecto, antonomasia, pero también tejer si es que sabes dar con cuáles son tu particular aguja y lana: tus armas, esa pequeña ventaja que te ha de mantener en pie mal que bien hasta que te toque la mala carta.
Metidos hasta el fondo en la emboscada del vivir, atrapados entre la pared sin techo y sin salida que es el ser sin saber qué se es, ni, peor -y maldita la gracia-, por qué cojones se es, y la punta del acero que ha de ser tu fin y ya desde tu primer llanto llevó grabado en su hoja tu nombre, qué mejor tributo a los dioses del absurdo que brindarles un bravo espectáculo.
Poco amigo de salir de los circos por la puerta de atrás, arrastrado, mejor entonces salir a hombros, con los pies por delante, ya de vuelta de todo, apagadas las luces, silenciado el dolor.
La muerte es sólo un trámite y la vida un circo ambulante, rodante, minante... y entre una y la otra no queda sino batirse...
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