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tannhauser

Sucio

Cuando sueñas cosas hermosas no las recuerdas, ni siquiera te queda la sensación o el vago recuerdo de haber estado allí.  Pero cuando sueñas mierda se queda ahí, pegada, incrustada, encostrada, como el marrón del zurullo -de la mierda- al blanco del inodoro, que tienes que rascar con el cepillo o no lo sacas, vienen las visitas y se ponen a murmurar a tus espaldas. ¿Has visto? ¿Te has fijado? ¿Viste? Sí, vaya, ¿no?... Sí, del todo, hay que ver, nunca lo hubiera dicho de un alguien como él, ¿me pasas las patatas fritas?... 

¿Dónde venden el cepillo para rascarte las restos de mierda del sumidero del alma? Es una cuestión interesante, preguntadla a alguien, pero no a mí, yo no conozco ese secreto: mi cerebro apesta el día de hoy.


 

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