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tannhauser

Pulp a la gallega

Desde la Mala Literatura...

 

Me pongo una vez más a los mandos del teclado para engañar a la muerte, aunque sé que no la engaño, que nunca ha sufrido un jaque mate. Karpov y Kasparov y Fisher de los avernos, por las noches baila bailes ñoños con Boris Grushenko, cogidos del brazo y la cebada escanciada en vasos rotos por el General Invierno. Von Paulus observa con rictus vesánico y bebe hidromiel del cuerno vikingo del mejor Michael Chrichton. También, pasadas las doce, soundtracks hilvanadas por Tarantino hasta las cejas de cocaína y música de cuerda de grillos y escarabajos praguenses. La letra es el gulag de tantos otros como yo, todo ellos sin talento. El hilo dental de la entropía se cepilla la melena ante el espejo con nuestras tripas. Pero aun así vuelve a ocurrir un algo de justicia gratuita por momentos. Poético status quo transitorio. Reposicionamiento de los comensales: Arthur C. Clarke ya no podrá seguir castigando al mundo con los zurullos de sus "negros". Recontracita -de la concha- con Rama. Venus (de)Prime elevada a la enecientos. 3062 -y me llevo uno-: cachorros rojos nos trae la vagina de HAL 9000. Deus ex Machina descenciendo en la Honda de Katsuhiro Otomo a zamparse unas olivas y una bravas en cualquier tasca de Tudela. Luego se tira un pedo. Estallan Tokio, Oslo y el viejo-nuevo puente de Mostar bajo el hongo nuclear. Metano Dream. Metano Experience. Metano Lab. Y unas Príncipe de Bekelar para acompañar.

Vuelvo a ponerme a los mandos de este teclado, que es mi particular V-8 Interceptor, mi singular V-2, mi instransferible estado de excepción. Caída. Salto sobre Berlín, cielo despejado, 11 de la mañana, marzo del 46, segunda oleada, primera inefectiva. Alfombra púrpura de cuerpos acribillados al tocar tierra. Los Rusos contenidos en el Vístula. Montgomery atascado en Nimega. Patton exhausto a las puertas del Rhin. El hombre en el castillo siendo a su vez reescrito por el Hombre en el Castillo. Y un déjà vu que me asalta. Esto ya lo he escrito. Ya lo he vivido. Subo la persiana, la ventana tapiada: pulso el rewind para averiguar dónde se esconde Keanu Reeves y saltarle las gafas de sol de un soberbio guantazo.

Vuelvo sobre el teclado como vuelve la náusea cuando el hígado encara su recta final. Jack London, Malcolm Lowry, Scott Fitzgerald... aunque a éste en lugar del alcohol debieran haberlo matado sus abusos adverbiales. Cirrosis intelectual. La buena escritura es una quimera. La mala escritura, en cambio, es una excrecencia. La excrecencia. Nueva Carne. Watch TV, obedece, no pienses, no cuestiones, pulsa F5, pulsa F5, F5, F5, actualizar... Felicidad.  

La ventaja del que ya no espera sobre el que desespera son estos cheques en blanco, gambitos de caballo. Faulkner me alza el pulgar mientras Buk apura el trago mientras Hemingway pide otro helado de naranja y mira goloso la escopeta de cañones recortados. Será un domingo, hará cincuenta años que me habré ahorcado con el cable de este teclado. Puede que algunos ricos ya coman y caguen y hasta follen en modo inalámbrico. CheckMate!... Grabada en la -chinga de la- MADRE de la Nostromo, la carcajada final, años luz extinguida: Stephen Hawking, que ahora también escribe novelos, vaya cosas, pitorréandose de la entera y boba y zafia Hominidad...

 

4 comentarios

Javier -

Ya sabía yo que le agradarían estas cochinadas, Cuvric.

cuvric -

Yeeeenorabuena.

Javier -

Pues nada, por aquí seguiremos...

Saludos desde esta puta ciudad que simplemente me contiene, Reus.

Té la mà Maria -

nada, solo he entrado a echar un vistazo

saludos des de esta puta ciudad que mas quiero Reus