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tannhauser

LUCES QUE CESAN...

<strong>LUCES QUE CESAN...</strong> “Yo Existo”. Esas y no otras son las últimas palabras del “Meca-Gigoló”, Jude Law, mientras se eleva hacia las alturas que serán su fin. Antes incluso que el instinto de conservación que presagia la muerte, se impone en él la necesidad de autoafirmar la singularidad de su propia existencia apelando a la legendaria fórmula cartesiana. Quisiera seguir viviendo pero no le dejan; tiene miedo a morir porque se siente vivo; si quieren destruirlo es porque existe; si pueden matarlo es porque vive; si ahora que el fin está cerca tiene miedo es porque ES, y teme DEJAR DE SER...

Los Mecas, al igual que sus padres,los hombres, aman la vida, temen la muerte, y viven entre una y otra como pueden, a caballo entre la felicidad y la amargura, pues son, a imagen y semejanza de sus creadores, capaces de pensar y sentir, mostrándose en todos sus actos mucho más nobles y enteros que aquellos que los crearon, incluso en la asunción de la próxima y total desaparición. El hombre quiso jugó a ser Dios por aprehender lo inaprensible, comprender lo inconcebible, y una vez lo hubo logrado, se dio cuenta de que seguía sin hallar sentidos ni significados, tal vez, porque la divinidad no posee sentidos ni significados... Y tras este nuevo fracaso su reacción, lejos de enaltecerle, lo abismó en la ruindad: "Sí no lo puedo comprender, entonces actuaré como él..." Y trató a sus hijos de metal como un Saturno voraz e inmisericorde, negándoles el libre albedrío, quitándoles la vida, ignorando su insoslayable identidad... Prometeo seguiría pagando su error y su osadía por el resto de la eternidad, y nosotros, los seres humanos, demostramos ser totalmente indignos de su fuego, de la ciencia y la razón que él nos regaló, no sabiendo alcanzar más que una especie de divinidad espuria. Una divinidad que ahoga a sus hijos-robots tanto a más como la Divinidad Ultraterrena ahoga a sus hijos-hombres. No importaría cuántas oportunidades más le fuesen brindades, cuántos nuevos y excepcionales regalos más le fuesen entregados, porque la historia del hombre es la historia de un nietzscheano eterno retorno; un retorno eternamente fracasado... Tal vez sí que es verdad que no hay sentidos ni significados en la divinidad, tan solo absurdos y vacíos... la materia agria y transparente que conforma la Nada...

Y ante la Nada qué responder, qué gritar al negro silencio... Vida, Vida y nada más que Vida... y unido a la Vida, el Amor, inseparable, indisoluble, el uno pegado a la otra hasta ser Una y la Misma cosa, mistérica y magnificente.

La misma vida y el mismo amor que latía en el contrahecho monstruo de Frankenstein mientras pedía a su padre una compañera, mientras lloraba en la vastedad de los hielos el fin de ese padre, que él mismo había propiciado. La misma vida y el mismo amor que despedía el cuerpo moribundo de Deckard, el replicante, mientras añoraba las luces de tiempos pasados reflejadas en puertas ignotas, mientras lloraba la sequedad de los ojos muertos de Pris, su replicante amada. Esa misma vida y ese mismo amor que llenaban los sueños de David, el Meca-Niño que sólo pretendía querer y ser querido, amar y ser amado por una madre de carne y hueso; justo aquella que jamás podría ser suya.

Llamó primero a las puertas del dios-hombre que lo creó, en busca de huesos, carne y sangre con los que vestir aquel amor que tanto ansiaba, y la respuesta del padre fue el silencio; una habitación vacía invadida de hermanos todavía sin alma, más y más Mecas-Niño David a la espera de ser alumbrados a un mundo que les provocaría el mismo sufrimiento y dolor que ahora él mismo padecía. Contumaz en su ceguera, el dios-hombre no tenía respuestas...

Llamó después a las puertas del Dios-Mito, con nombre y forma de Hada Azul; tal vez él tuviese la respuesta... pero ésta no fue más que un océano de hielo y oscuridad por espacio de dosmil años. El Dios-Mito también era ciego...

Tuvo que ser el dios-Ficción, disfrazado de hipotéticos y soñados alienígenas, el que atendiera las súplicas del pequeño robot que quiso ser amado, otorgándole por espacio de un día los dulces, maravillosos frutos de sus postergados anhelos. Y la luz de la vida y el amor que fulgió en sus ojos azules de niño-máquina durante aquel día palideció el entero Universo...

Pero el dios-Ficción, la divinidad-Imaginario, no existe sino por oposición a la desnuda realidad, señalando, evidenciando las taras de ésta, y, en consecuencia, ha de tener un principio y un final, porque de lo contrario, cómo diferenciar una de otra... La ficción, como la vida, como el amor, encuentra su sentido y su identidad -ese sentido y esa identidad que ningún Dios posee- en su inherente finitud.

Así, todas las ficciones cesan y todas las vidas pasan... y en el final de ese quimérico cuento de hadas que es Inteligencia Artificial, en tanto la madre humana duerme y muere cogida de la mano del niño mecánico que decide también dormir y morir a su vez, porque si ya no hay amor, tampoco hay sentido, ni mucho menos vida... la pantalla va oscureciéndose lentamente a través de ventanas que se cierran sobre su sueño, hasta que todo se sume en una noche total... eterna...

... Todas las luces se apagan tarde o temprano...

© JIP

5 comentarios

evva-lamaga -

Aunque sólo a ratos, todos somos prometeo, JIP.

Un gusto leerte.

Pedro -

Extraordinario post, Javier. Ese momento en que Gigolo Joe asciende a los cielos siempre me impresionó. Tu interpretación de A.I. me la hará ver con nuevos ojos, y me alegro de que te guste esa obra maestra, porque "somos pocos y cobardes" :D

JIP -

Al bueno de augusto, lo tengo siempre bien presente, Tánger... ;)

y cuando a ti, Picante, sólo puedo decirte que si no te gustan los posts extensos, TannHäuser, desde luego, no es tu blog... aunque siempre serás bien recibida... :)

En cuanto a los polvetes que tiene o deja de tener el señor Law, pues, en fin... qué quieres que te diga... pues como que no es mi campo... XD

Diamante -

Es un post muy largo para leerlo entero, pero a mi me parecio que Jude Law haciendo de robot tenia mas de un polvete.

tanger soto -

y el augusto de unamuno en niebla?