Blogia
tannhauser

Bus Stop

No pensaba en nada, estaba completemante out, con la mirada perdida en algún punto... Sencillamente tenía esa facultad. Estaba esperando el autobús y no había nadie allí excepto un viejo leyendo el diario. Algo extraño, ¿no? Entonces alzó la cabeza, se giró hacia mí, muy despacio, y dijo: "¿Cómo es que no estás conectado, niñooo?", y volvió a sumergirse en su lectura, irreal y vaporoso.

¡Rediez!... Desperté de golpe. Enfoqué de nuevo: la calle, el viejo, su diario, el autobús, llegando; nada de especial...

Esto me ha recordado "la historia del autobús", no ésta, sino otra que escribí y tengo por ahí pendiente desde hace no sé cuánto, en una carpeta de textos olvidados..., otro de mis incontables "debería".

Pero, ahora que caigo... ¿Y vosotros?... ¿Por qué narices no estáis conectados, niñooos?...

 

0 comentarios