Tinta profiláctica
Echo en falta los cuadernos, las libretas, el folio en blanco en mitad de la mesa, que únicamente sabe escupirte a la cara una y otra vez su virginidad. Pero he perdido la familiaridad con la tinta, siento plumas y bolígrafos un muñón coronando la mano derecha. Sólo que ni siquiera me pica, la menor sombra de prurito, una masa atrofiada y muerta, incapaz. En general casi todos nos hemos vendido a la informática, ella sí muy capaz, por ejemplo, de hacer desaparecer de un plumazo -qué ironía- tu trabajo de horas por esa tecla mal tocada, una caída en la red eléctrica, fallos de conexión. Más dependientes que nunca, cuando habíamos conseguido sobrevivir a las tempestades de fuego. Sin informática no hay bolsa de la compra, ni gasolina en el depósito, ni cita en la clínica para la biopsia. Ni siquiera follas, algo tan animal y primigenio, porque sin ordenadores no hay códigos de barras que valgan ni farmacéuticos que te vendan los condones. Porque hemos tenido que plastificar la piel húmeda para agilizar las colas en los dispensarios. Igual que se tecnificó la escritura para ahorrar nóminas de basurero; a más papeleras vacías menos entrevistas de trabajo. Jamás entró en el plan salvar un solo árbol. Como morir de sexo, se muere desde siempre, y eso no hay Dios que lo cambie. Los escritores del mañana, si es que haylos, no tendrán letra, buena ni mala; grafólogos de todo el orbe purgarán sus penas en un vertedero de celulosa muda y obsoleta. Y poco después, bien poco después, cuando ya no queden hombres, este cursor seguirá parpadeando...
4 comentarios
Samuel -
Diana -
Diane... mexico!!!
Javi -
palabrasdecuatroletras -