22
"Recuerdo que una noche, después de teclear durante 4 horas largas o así, sentí que había tenido una asombrosa racha de suerte, y de repente -le di a alguna tecla- hubo un fogonazo de luz azul y las muchas páginas que llevaba escritas se esfumaron. Lo intenté todo para recuperarlas. Pero sencillamente habían desaparecido. Sí, lo tenía puesto en "Guardar todo", pero no sirvió de nada. Aquello me había pasado otras veces, pero no con tantas páginas. Y podéis creerme: es una sensación infernal y horrible, cuando las páginas se desvanecen".
Charles Bukowski, "El Capitán Salió a Comer y los Marineros Abandonaron el Barco".
Los motivos que explican mis cada vez más prolongados silencios son de un lado un terrible cansancio y del otro la efermedad. Evidentemente el uno no se explica sino como consecuencia de la otra. Me he pasado la última hora y media intentando escribir algo de por qué el 22 de noviembre es y será siempre un día especial, no de feliz recuerdo, pero sí especial. De repente todo ese trabajo ha desaparecido justo cuando ya lo había dado por terminado, se ha evaporado de la pantalla ante mis propias narices. He tenido que asistir impotente a esta nueva mofa de los dioses. No tengo fuerzas ni ánimo para volver a escribirlo todo de nuevo. Así que ahí se queda todo, en el limbo de mi cabeza y para siempre, o al menos hasta que yo también desaparezca.
Buenas noches.
3 comentarios
Abeja -
Chidisímo tu sitio, seguiré viniendo...
XXAbeja
Javi -
Un abrazo.
laceci -
Espero q t mejores, un besazo javi.