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tannhauser

Esputos

Welcome to ‹‹Repo! The Fascist Opera!››

 

Cuesta creer que en los años que lleva como responsable último del Festival de Sitges, el señor Ángel Sala haya hecho más progresos en el campo del bilingüismo -trilingüismo si es que tenemos en cuenta sus denodados esfuerzos con el catalán- que en el ámbito del tacto o el sentido común. Parece que este caballero todavía no se ha apercibido en todo este tiempo de que el Festival lo hacen los espectadores. Los mismos espectadores que año tras año reservan parte de su mes de vacaciones anual para poder asistir al Festival. Los mismos que sacrifican horas de sueño y juicio para poder ir, en ocasiones, a tres y hasta a cuatro pases en un sólo día, andando y desandando una y otra vez la maratoniana cuesta que separa el Retiro del Auditori. Los mismos que dan vida con sus miradas y sus flashes al Brigadoon, las paradas de merchandising, las exposiciones. Los mismos que se dejan tan grande parte de su sueldo en los restaurantes, cafeterías, hoteles y hostales de Sitges -ninguno de ellos precisamente barato-. Los mismos que se patean las inmediaciones del Melià de arriba abajo en pos de una instantánea amable con esta o aquella celebridad...

Los mismos espectadores, en definitiva, que el pasado sábado tuvieron, tuvimos que asistir -ya es hora de que abandone un tono neutral que ninguno de los responsables del suceso merece- a un espectáculo deplorable, un acto vergonzoso de fascista neoliberalismo.

El asunto empezó por la mañana, el pase matinal de "Repo! The Genetic Opera!" se suspende, al parecer, porque el retraso acumulado había llegado a solapar horarios con la siguiente película a proyectar. La versión oficial pretende hacer creer que dicho retraso respondía a una imposibilidad por parte de la organización del Festival de garantizar la seguridad del estreno, esto es, de que nadie "grabara" la película para inmediatamente pasar a colgarla gratis en la Red. Otras versiones, no oficiales, eso sí, afirman que el retraso respondió a eso, en efecto, pero desde un punto de vista bastante más prosaico: sencillamente todavía no habían llegado los detectores de metales con los que se pensaba "cachear" al público asistente, en busca de esa "videocámara terrorista" que había de piratear el estreno. 

Ya de noche, en el Auditori, guardando la cola del estreno de "Repo!", doce y media de la madrugada, la película estaba programada a la una, nos vienen dos voluntarias y nos comunican que no se permitirá el acceso a la sala con cámaras de fotos, y que éstas habrán de dejarse en consigna. Todos los móviles, por supuesto, deberán permanecer apagados. Esta peculiaridad, este prerrequisito, que yo recuerde, no se anunciaba en el programa. Si se me llega a avisar con antelación de este particular, por supuesto, se habrían metido su entrada y su ópera genética por el sitio oscuro y húmedo que yo me sé.

Pero está visto que la distribuidora de "Repo!" tiene al señor director del Festival Internacional de Cine de Catalunya cogido por los mismísmos. Después de una media hora de retraso sobre el horario previsto las colas comienzan a avanzar, y enseguida se confirman las peores sospechas. Las colas avanzan muy despacio. ¿Por qué? Porque la seguridad del evento está procediendo a despojar a todos los espectadores de sus cámaras fotográficas, haciendo apagar los móviles en su presencia, y "cacheando" al personal mediante detectores de metales. Por lo visto, hoy día, la integridad de una película es equiparable a la de un aeropuerto, un juzgado o una comisaría, tan grande es la paranoia que se ha instaurado en ciertas mentes más estrechas que amuebladas.

No obstante, no contentos con el infumable circo de los detectores, la seguridad a cargo del evento procedió también a registrar bolsos y mochilas en busca de "esas cámaras terroristas del Eje del Mal" que gritaban bien a las claras que todo asistente al Festival era un pirata y un delincuente a priori. Señor Sala, querido, supongo que ya está usted al corriente de que esos registros, en manos de quienes los llevaron a cabo, fueron poco menos que ilegales. Una total vulneración del derecho a la intimidad. Nos trataron como delincuentes cuando los delincuentes estaban siendo ustedes, nada menos.

Al final, entre pitos y flautas y venga meter mano en bolsa ajena, el público asistente, hasta las mismísimas narices, toma asiento, indignado y dispuesto a dejarse sentir, como creo que lógico y del todo comprensible. A estas alturas ya llevamos una hora de retraso sobre el programa: las dos de la mañana. Sale Gemma Ruiz a presentar la película, Ángel Sala en retaguradia, por si hay que sacar la artillería, y nada más abrir la boca la susodicha, el público empiez a silbar. Y aun, señores míos, silbaron poco. La afrenta requería bastante más. A mi tenor, de "hijos de puta fascistas" para arriba y quizá me estoy quedando corto. Suerte tuvieron de que el público del Festival Sitges sea bastante más educado que su organización.

Porque como si no hubiésemos tenido ya bastante vejación y suficiente atropello, en ese instante toma la palabra el señor Sala para acallar los abucheos y no se le ocurre otra cosa al buen hombre que pedir respeto... Un poco de respeto, eh!!! un poco de respeto!!!

Muy señor mío. El respeto, si alguien lo merecía, se lo había ganado, era el público, pero no, encima tuvimos que aguantar su legendario de natural malcarado, y además su soberbia. El señor organizador del Festival de Sitges en ningún motivo pidió perdón, en ningún momento se disculpó ante los asistentes por la suspensión del estreno aquella misma mañana, ni pidió disculpas por el retraso de una hora que ya llevaba aquella misma noche, como tampoco explicó a qué había venido la ignominia de los detectores y los registros de la entrada. No, señores míos, ante todo y sobre todo, un respeto para Gemma Ruiz, que la pobre ninguna culpa tenía de que los mandamases de "Repo! The Fascist Opera!" me tuviesen acongojadito...

Está visto que las cosas en este mundo cabrón están cambiando a una velocidad de vértigo. Ahora el consumidor ya no sólo no tiene ningún tipo de razón, además, adjunto al tiquet de compra, viene la imposición de que te bajes los pantalones y te dejes dar por el culo. 

Felicidades, señor Sala, el pasado sábado usted permitió que a los espectadores asistentes a la sesión nos la metieran doblada. Bravo. Bravo. De todos modos, hágaselo mirar, creo que se pierde usted algo; un problema de comunicación. Algo en el aire, en la lengua, en el agua. No sé. Creo que no ha captado todavía usted la esencia: Sitges, la ciudad, y Sitges, el Festival, son bastante más que eso...

Y desde luego ha demostrado usted que no está a la altura de ninguno.

 

Qué emocionante

 

pasar dos horas en un café

repleto de almas gritonas

inmerso en un buen libro

y que de pronto se te acerque

una tía buena

sonrisa increíble

al aire

cuarto y mitad de tetamen

y te pregunte

¿Está ocupada esta silla?

y tú respondas

No

aunque en realidad estés pensando

Mierda...

***

Qué emocionante

vivir aquí

habitar esta ciudad muerta

de reminiscencias penitenciarias

en la que puedes

-ojo al detalle-

poner el reloj

en hora

sólo con ver cómo todas

las cucarachas

de humanas extremidades

se encierran en sus agujeros

a ver la tele

inflarse de pitanza

y contar la calderilla remanente

del monedero.

***

Qué emocionante

volver a vender las horas

y las vértebras

a precio de usura

estar de nuevo en la rueda

machucante

del tengo un sueño

necesito dinero

y comprobar que no ha cambiado nada

que la turba apenas lee

pero sí en cambio compra más libros

que nunca

porque rellenan bien los huecos de los estanterías

en invierno aguantan el calorcito

dan lustre al apellido ante las visitas

y al fin y al cabo no se pierden gran cosa

pues los editores siguen a lo suyo

editando más basura

que letra

nunca en papel reciclado.

***

Qué emocionante

llegar a casa hecho una piltrafa

tras ocho horas de condena laboral

dieciséis de asco psicosocial

y tomar consciencia de que el buzón

vacío

es esa tan clara metáfora de una

vida

la tuya

que de puro hueca

insustancial

podría acabar

qué se yo

mañana mismo

por cáncer

por suicidio

o acceso despollante de botulismo

cartesiano

y que nadie el día después

lo sabes

-salvo tu jefe, quizá-

te iba a echar en falta.

***

Emocionante

escribir invectivas por la mañana

en esta sagrada media hora

de lucidez

que sucede al café con leche

y precede al alma engrilletada

los únicos treinta minutos al día

al año

que pueden aspirar a oler a algo

ligeramente similiar

a la victoria

y me doy cuenta

que podría seguir despotricando así

durante páginas enteras

pero que este aborto de poema

hace ya cinco versos que se me acabó...

Y encima voy a tener que cambiar el

maldito título

Cuando t'asientas te veo el tanga, Ramona

Me encantan las chicuelas que llegan tarde a clase, cuando don Profe ya empezó a soltar la murga, e interrumpen con su sonrisa de lo siento, es que soy así de encantadora, mostrando a las claras su carpeta de me paso a limpio los apuntes cada día nada más llegar a casa, con bolis de colores y regla además, que es como decir que yo vengo aquí a sudar la camiseta y no como vosotros, mugre.

Me gustan porque llegan tarde y detienen la procesión y todo el mundo mira a una, esto es, al unísono -único sonido, el de la puerta que se abre y tras ésta la petarda- y se detiene allí -a la gente me refiero-, intrigada, con el cuello crujido y en tensión, espectante, como si el tenista en lugar de devolver la bola se hubiese partido el fémur en plena ejecución de un revés. 

Y mucho más. Porque no contentas con mearse en el tiempo del respetable arriban a puerto y quieren sentarse en primera fila, con prerrogativa de star system o ultrapoder eclesial, como hacen siempre, de hecho, porque ellas son lo más, y al fin y al cabo vienen aquí a currar, no como vosotros, turba. Por eso van y preguntan: ¿Está ocupado?, cuando está clarísimo que está ocupado, tía borde, ¿es que no ves que la compañera ha puesto ahí el bolso, el mochilo o lo que sea? Pero como en este mundo todos se merecen una segunda oportunidad menos los millones que nacieron sin la primera, entonces va la otra y le quita el bolso, el mochilo o lo que sea, para que mi chicuela tardona y güevona siente su culo de amplio espectro a pie de escenario, muy ufana ella y del todo hostiable, ya contando los segundos que deben faltar para el descanso, y poder al fin levantarse, así: un paso y ya estoy en tu mesa, querido, e irle al don Profe con la tontería y el escote y el pie de camello rompiendo tejano: descúlpeme caballero, pero es que hay algo que no entiendo... Es decir: quédese con mi cara que el día del examen me pondré guapa y hasta puede que me deje en casa el sujetador y sepa que tengo los pezones como nueces de macadamia.

Menos mal que el microcosmos de los don Profes se divide entre los que cortan la cuerda y los que llevan la soga ceñida al cuero cabelludo de la entrepierda, y después están también los que se parten la caja hasta de la madre que los parió porque su nómina a final de mes es de la que no veremos ni tú ni yo juntos aunque nos las intentásemos de Nacho Vidal.

Por eso me supo a gloria el chiste y la retranca con la que le respondió el menda: "Es que verá, yo tengo una duda, y es que este caso concreto, este concretamente, sabe usted, no lo acabo de comprender"... "Es que esto es lo que dice La Ley, señorita; no hay nada que comprender"... Reconozco que tuve que juntar las piernas para no soltar el chorrito. Qué salao mi don Profe, feo él pero salao. Y qué cara de gilipollas la de ella, era pa verla, que a buen seguro hubiese preferido, al menos esta vez, no tener que volver con semejante rictus de idiota a su amada primera fila de mírame y no me quites el ojo de encima.

Y es que la vida es en su mayor parte una auténtica cerdada, eso no lo cuestionas, pero te quedas aquí unos pocos minutos más de la basura aunque sólo sea por vivir estos puntuales y rijosos instantes de pachorra y descojonación.

De todos modos la alegría dura poco y enseguida te invaden el tedio y la paranoia y quieres pedir tiempo muerto. Pero no hay árbitro. Ni público. Ni marcador. Todos a su puta bola. Acaba por no haber más ley que la Ley del Páramo. La comprendas o no la comprendas. La acates o no. Cada uno a su mierda y con decisión.

Es por eso que ando un poco hasta el cimbrel de tanta literatura y tanta cultura y tanta pirindola. Se me queda atascado en el bote de las esencias lo básico, que es que aquí se viene a follar... Me entran pujos por colgar los guantes. Sobre todo cuando te cercioras de que de la mitad más uno jurados de certámenes poéticos de este país -y no sé cuántos otros mundos más que también larvan en éste- forma parte Luis García Montero... Así no hay quien moje el churro, compañeros.

 

Yo también quiero ser Tertuli(ano)

Vamos a darle un poco de caña a la máquina de la demagogia, que hace tiempo que nadie me mienta la madre y empiezo a sentirme como solo...

No, en serio, he de reconocer que me lo pasé pipa estas elecciones, hacía tiempo que no me partía la caja con tantas ganas. Ese Rajoy inquietante y tenebroso, hablando de su niña, mirando directamente a cámara en desatado modo "pederástilo". ZetaPe con la pedanteZ del "buenas noches y buena suerte", idiocia sólo descorchada para aplauso y refocilo de élites cultíferas que a buen seguro ni gastaron sus cuartos en ver el películo adyacente a la frasecita de marras, aburrido y sin ritmo como pocos truños en celuloide. Escalofriante desfilar de payasos y patochadas. Circo nauseabundo que encima ni habrá servido para echar a la calle a más de uno y tres asesores listillos -tú di esto Mariano, verás cómo te los ganas...-, ya que ambos bandos están -de puertas afuera- tan orgullosos de sus respectivos resultados, amén de encantadísimos de haberse conocido, modestia aparte. Nada nuevo bajo el sol, para qué engañarnos.

De todos modos, todo es reconocerlo, hay estupideces y estupideces, demagogias y demagogias, un salto de calidad, algunas te irritan el colón con mayor virulencia que otras. A mí, particularmente, la del catalán es que me pierde. Me entran ganas de volverme ortoyanki -léase tonto del culo- y encargar una escopeta por correo o en la TeleTienda. Venga catalán para arriba y catalán para abajo. Catalanes hijos de puta por aquí. Catalanitos, ¡pobres! -históricamente damnificados-, por el otro lado. Que si mi niño no puede hablar castellano más que en la intimidad del cagadero. Que si el mío, tú me dirás en qué país vivimos, cada vez que va a Madrid y le escuchan el acento, le gritan ¡polaco! y lo apedrean...

ME CAGO EN VUESTROS MUERTOS.

¿Por qué carajo no habla nadie del VERDADERO problema? Que los chavales que suben, ni unos ni otros, saben leer ni escribir, muchas veces ya ni hablar, ninguna de esas puñeteras lenguas cooficiales que politicuchos y periodicastros se empeñan en utilizar como arma arrojadiza... No es más que otra prueba más -y van...- de que mucha globalización y siglo 21 y Hermandad de Naciones y demás gaita pero las cosas siguen siendo como han sido siempre: los que están arriba quieren seguir arriba y los que están abajo seguirán abajo. Rebaño de mentecatos. Piara de analfabetos. Eso sí, sin voz pero con voto.

El que quiera y tenga tiempo que se pase por aquí para leer el artículo completo, yo sólo transcibo lo que más y mejor me llamó la atención. Lógicamente, los muchos que odiéis al colega Reverte -sé que sois legión-, casi mejor no sigáis leyendo...

"Todavía hay tontos del ciruelo –y tontas del frutal que corresponda– sosteniendo imperturbables que leer en clase en voz alta no es pedagógico. Que ni siquiera leer lo es; ya que, según tales capullos, dedicar demasiado tiempo a la lectura antes de los 14 años hace que los chicos se aíslen del grupo y descuiden las actividades comunes y el buen rollito. Y eso de ir por libre en el cole es mentar la bicha; te convierte en pasto de psicólogos, psicoterapeutas y psicoterapeutos. Cada pequeño cabrón que prefiere leer en su rincón a interactuar adecuadamente en la actividad plástico-formativo-solidaria de su entorno circunflejo, por ejemplo, torpedea que el día de mañana tengamos ciudadanos aborregados, acríticos, ejemplarmente receptivos a la demagogia barata, que es lo que se busca. Mejor un bobo votando según le llenen el pesebre, que un resabiado culto que lo mismo se cisca en tus muertos y vete tú a saber"

Y lo de la enseñanza es grave, por el tópico sobado de ellos son el futuro y toda la cantinela, pero es que todo el tinglado está montado de la misma manera. Se ha abierto la veda para el lobo estepario. Se busca. Wanted. 10000 dólares de recompensa. Vivo o muerto. O marginado social. Da lo mismo. La cuestión es tenerlo fuera de las calles, agitando a la masa.

¿Qué tal se le da a usted el trabajo en equipo? ¿En usted de los que defienden su punto de vista hasta las últimas consecuencias? ¿Se considera usted una persona individualista? ¿Una persona creativa? ¿Ante un poblema, intenta usted encontrar la solución por sí mismo o pide ayuda?... Da igual que pases la entrevista de trabajo, siempre mintiendo, por supuesto, porque como al día siguiente decidas almorzar solo leyendo un libro en lugar de "hacer vida social, reír las gracias y comentar el capítulo de House de anoche", estarás acabado, acabas en la rue fijo... Creo que me explico.

Amigos míos. Estoy orgullosísimo de ser una desviación. Un punto y aparte. Un mal a erradicar. Un bacilo peligroso. De haberme hecho despedir de más de un trabajo por abrir la bocaza cuando consideré que se me estaba pisando. Por dura y gorda que la tenga, de tener amueblada con algo más que aire... la cabeza.

Ese tipo raro y con pinta chunga de la cafetería, siempre esquinado, silencioso, observando... Apuesto a que la niña de Rajoy, de aquí a unos años, cuando sea mujer y venda sus días detrás de una barra a cambio de un sueldo de usura, a tiempo completo, incluidos festivos y fines de semana, mi mire mirarla y piense: "uhy ke pinta de loko tiene ese... de seguro ke me kiere biolar..."   

 

Tufoman Vs. Vampiro Wireless... ¡Coming Soon!



La biblioteca pública, ese sitio al que la gente acude a todo menos a leer. Antes verás a un par de tórtolos sobeteándose las bajuras y lengüeteándose las alturas que a un tipo leyendo un libro. Quiero decir "un libro". Un solo y triste y puto libro en condiciones.

Fauna para todos los gustos: estudiantes que odian a sus padres porque no les pudieron pagar universidad privada, lectores de periódicos por el morro, huérfanos de conexión de banda ancha, corsarios de deuvedés, melómanos piratas, inmigrantes que como no conocen el idioma -ni ganas que tienen, ya se encargarán los politicastros de traducirles al árabe los rótulos esenciales sólo por política y electoralista corrección- se dedican a armar barullo y tocar los santos cojones. Aquí se viene a pasar los apuntes a limpio; a chismorrear con la Vero que esta mañana el Joshua me ha tocao una teta y yo le he metio la mano en el calzoncillo, tíaaa!; a mirar las fotos del príncipe y la Pantoja en la Lecturas; a completar la discografía de Chimo Bayo... También a actualizar el blog, por supuesto.

Hasta hace veinte minutos tenía ante mí a una chicuela super mona y de tipito genial, con un peinado de lo más fashion, unas tetitas picudas y golosas bajo el suéter a cuadros, y labios carnosos y apetecibles, de los de enviarte directo al calabozo por escándalo público. Así no había manera de escribir. Me he puesto a mirar el correo, ojear algunas páginas; sacrificar el tiempo a medio camino entre la histeria y una brutal erección. De cuando en cuando levantaba la vista, estaba enfrente; no tenía más que alzar los ojos por encima de la pantalla del portátil y me los encontraba, sus labios hipercárnicos o sus tetines joviales, en función de mi ángulo de descaro. Estaba ella tan metida en su pantalla que no se daba cuenta de mi estupro visual. De vez en cuando la escrutaba, este pedazo de cara, aquél de brazo o muñeca desnuda, éste de pecho vestido pero cierto, y acto seguido desviar la cabeza, a babor o estribor, igual daba, no fuese a apercibirse de que la estaba violando con la mirada. Luego la ha llamado alguien, probablemente el maromo, porque han como discutido por teléfono y eran esa clase de mohines y reproches que sólo se tienen con el compinche de cama. Ha recogido los bártulos echa una hidra y se ha marchado. Cuando se ha dado vuelta para enchaquetarse el tronco menudo he aprovechado para ojearle profusamente y en profundidad su soberbio culo de añiles tejanos. Menos mal que se marcha, pensé tonto de mí, ahora podré escribir algo, y fue desaparecer por la puerta acristalada, atento yo a sus andares de temprante emulsión de textiles epidermis, y aparecer este pavo cabrón que ahora tengo delante, justo donde estaba ella, Miss Tetitas Picudas me da por rebautizarla justo ahora que se evapora de este relato.

Os presento a Pestífero, de ahora en adelante os dirigiréis a él como Pestífero o Sr. Pesteman, auténtico terror de mis napias. Yo a Pestífero ya lo tenía sufrido de una tarde no muy diferente de ésta, en la que se me sentó al lado, amargándome de forma semejante la pituitaria, revolviéndome hasta tal punto el estómago, que al final renuncié a lo que estaba haciendo, así como a la castaña carrillos casita de chocolate que tenía delante, muy mona ella también, aunque no tanto como Tetillas Golosas. Me las piré de allí, es decir, de aquí, porque hasta la mesa fue la misma, o sea ésta. Desde entonces lo había vuelto a videar un par de veces, al Sr. Pesteman, deambulando por aquí, dándoselas del Reverso Tenebroso de la Fuerza de un Air Wick, y fue verlo y apuntarme voluntario a la primera expecición que partiese hacia Cabo de Hornos, porque si ya me molestaba verlo, al tipo, lo último que quería en esta vida era también "captarlo", esto es, caer noqueado ante su fetidez en tsunami. Menudo pestucio, amigos, una mezcla incombatible de rémora a sobaquina y fritanga de cebollas rancias. Hitler hubiese impuesto el alemán en Arizona con cien Pestemanes como éste...

¡Por Dios! Es que no hay nadie que le diga a este estudiante de qué sé yo qué -no quiero ni imaginar qué clase de inhumana tortura ha de ser compartir aula con semejante individuo-, que las flores se mueren a su paso, que no le hace falta ni el caballo, la hierba no vuelve a crecer ni aunque pise de soslayo, y Atila se le queda mirando, igual que un Da Vinci tomando apuntes del natural en un cuadernillo, por ver si puede enseñarle algo nuevo. Y lo peor es que puede, vaya si puede, este mamonazo... ¿Es que no tienes familia, tío? Padre, madre, no sé, que te diga, hijo mío, cariño, que tienes ya 30 años y los huevos negros, por lo que más quieras... ¡date un baño de una puta vez!... Novia, cómo ves, ni pregunto, aunque tendría que consultar qué porcentaje de anósmicas tenemos, por ver si tienes probabilidad estadística de pillar cacho...

¡Acaba de suceder algo insólito! Hacía tiempo que quería hablar de Vampiro Inalámbrico y mira tú por dónde Mr. Pesteman va y me regala la oportunidad. Vampiro inalámbrico es otro clásico de esta biblioteca. Vampiro Inalámbrico -Vampiro Wireless si es que sois nerds irredentos o leéis desde Gibraltar- no duerme en la biblioteca porque no le dejan, pero anda haciendo gestiones para que le pongan un catre y una escupidera en el almacén más cercano al cagadero. Vampiro Inalámbrico está cada puñetero día, sin falta, a las diez de la mañana en la puerta, esperando que abran, es el primero en entrar y el último en irse. Lo verás siempre aquí, adherido a su portátil como adolescente a grano pajero, y si no lo ves es porque está por ahí, fumando en la calle o cascándosela en el lavabo, pero su portátil, ése sí, ocupará siempre media mesa y un enchufe libre. Porque Vampiro Inalámbrico no come ni bebe ni caga, se alimenta del internet gratuito mensualmente apoquinado por el humilde ciudadano... Pues bien, ver para creer, tal es el gas tóxico que desprende esta humana masa de antihigiénicas costumbres que conocemos por Pertífero que, atención atención -redoble de tambores, triple mortal sin red y con tirabuzones-, ¡Vampiro Inalámbrico acaba de renunciar por voluntad propia a su diaria dosis de conexión por la jeta!, se ha pirado con cara de malas pulgas y lanzando miradas envenenadas a Mr. Peligro Biológico. Inaudito.


Ya sé que habrá quien piense que me paso tres pueblos, quien incluso afirme que me lo estoy inventando; bueno, bueno, estáis en vuestro derecho, qué duda cabe..., ¡pero sólo yo estoy aquí aguantando a este cabronazo apestador! ¿Si fuese un protagonista de Mystery Men cuál sería? Lo tengo claro: se llamaría Tufoman y su poder estúpido y letal sería el ántrax directamente expelido desde sus axilas...



No obstante, como a veces, sólo a veces este puerco mundo observa algún resquicio de justicia poética, he comprobado en mis estadísticas que algún pobre incauto entró aquí después de escribir "cosas que hacer en Reus a mediodía" en el google. Me parto... No pudo escoger "mejor guía", la verdad, eso le pasa al tiñalpa por venirse hasta aquí a hacer turismo, le está bien empleado. Si quieres puedes venirte a la Biblioteca Municipal, Xavier Amorós de nombre, para más señas, más o menos entre las tres y las seis de la tarde, márcate un garbeo por la zona de conexión wifi, verás qué aroma, verás qué gusto, veras qué buen recuerdo te llevas de la ciudad de la Rosa y el General Prim...

Una pequeña venganza que me cobro a cambio de soportar este hedorífero calvario.

Y ahora, sin más dilación y si me disculpáis, dejo a este amo de lo guarro con su peste y me marcho a pedirle prestado a Terry Gilliam parte del atrezzo de 12 Monos, a ver si me procuro una honda ducha desinfectante a base de cal y cepillo de caballo o sosa cáustica sin rebajar...


Las horas

Horas...

Horas...

Horas...

Horas seguidas de puntos suspensivos

Horas de la mierda y minutos de la basura

Llega la madrugada y llegan los camiones

Los que recogen la mierda y la basura

Pero dejan siempre el limo del odio

La mugre de los días

E inoculan los sueños de pesadillas mecánicas

Miran arriba

Y la única luz que ven encendida es la de esta leonera

Este cubil de escritor que no escribe

Porque está demasiado ocupado dejándose consumir por el minutero

‹‹Otro que se ha vuelto loco››, se dicen

Y después a lo suyo

Siguen

Como las ratas, siguen

Como las cucarachas, siguen

Siguen como los "Jefecillos de la Hermandad del Puño Cerrado"

Hasta altas horas de la madrugada contando sus denarios

Pasa una hora y sigo así

Como parado

Y después de ésta la otra pasa

La siguiente

Y sigo así 

Como parado y alelado

Y no me detienes, ni me cesas

-ni me dices siquiera que pare ya de hacer rimas en ‹‹-ado››

que son, todo el mundo lo sabe, las de los malos poetas-

Ni me matas

Ni arremetes mi marasmo

Que me estoy haciendo no ya flor, sino cardo

De puro silente y quieto

¿Qué hay más puro que 

Aquello que ni mueve

Ni remueve

Ni conmueve;

Tu pálpito,

Mi garra,

Su cólera o condena?

Acaso una hora de nieve así...

Seguida de puntos suspensivos

Descendida sobre mi frente

Tu boca

Ambas muertas 

Este es el poema de un "Natural Born Loser"

Estos los versos que nadie se queda a ver

Porque el partido ya está en otro lado

Versos de bolsilibro en libros de "bolsisesos"

Letras que apestan a rincón de calleja

Esquina de liendre y persiana meada

Poco antes de las seis de la mañana

Las voces de garganta impotente y cuerdas vocales fláccidas

De paja a destiempo y semen gris de puro podrido

Melodía que perdió el festival de la OTI frente a aquella de Pratt

-‹‹La Balada de la Mar Salada››-:

El Tango de la Lefa Malgastada en el Fondo de una Goma sin Marca

 En el fondo de un coño sin nombre

En el fondo de un nombre sin alma

Anónima sombra de ruina especular

Que levanta acta notarial

30 euros el polvo

Mil pelas la mamada

De una vida, ésta, la mía, envilecida y porculada

Mañana será otro día

Y volveremos a jugar el divertido juego

De la ruleta rusa

De la realidad

-seis recámaras, cinco balas-

Porque estas horas...

Así

Seguidas de puntos suspensivos

 Nunca son horas de suicidio

Un sueño biomecánico, aquí dentro

Me impide liquidarme

Sabe que son muchas las horas...

Por delante

Mucha la mierda, la basura, el esperma caducado

Yogur de colmado de extrarradio

Que todavía está en mis manos eyacular... 

 

Gabinete del Dr. Cagalera

Después de casi cuatro años viniendo aquí a descargar el asco ácido del recto de la mente acabo por llegar a la sensación de que el aire está enrarecido, algo se prepara, aunque no sabría definir qué, porque no lo percibo con los sentidos, más bien lo intuyo en al aire, que se arruga como un folio mal garabateado a las peores tres de la madrugada de una semana para olvidar; en el centro del estómago, que se vuelve sobre sí, se amilana, huiría aplastando sus propias piernas si las tuviese, pero es una playa inerme a cinco minutos del tsunami. Sin salida. Esto de los blogs, como el entero mundo en definitiva, desfila ya por la pendiente que conduce directa al abismo de los días de silencio. Muchos somos ya poco más que dinosuarios olisqueando en la brisa nuestra inminente extinción sin saber a ciencia cierta de dónde temer el golpe certero, aferrados a nuestros teclados y pantallas, pedazos de carne cruda y sangrante, saboreando el último bocado, el post final. Muchos que, como yo, nacieron a este mundo de egomanía y endogamia, endofágico como pocas cosas, cuando era nuevo, estaba en pañales, ofrecía un sinfín de posibilidades. Cuando había más lectores que escritores; lectores que a su vez no eran escritores... Aunque estoy siendo voluntariamente incorrecto, claro; lo de "escritores" es del todo gratuito... Los días primeros, cuando los escribientes, los bloggers, eran minoría. Lejanos, jóvenes, perdidos... me estoy refiriendo a los días, por supuesto. Ahora somos demasiados y no hay aire suficiente para todos, ni forraje, ni carne; hemos acabado con la base de la cadena trófica y ya nuestra única vía de escape hacia delante, suicida, es el canibalismo y la carroña. El vicioso círculo de la pescadilla que empezando por la cola se devora completa y tras los dientes masticando dientes no queda nada, sólo ruido. Demasiado ruido. Demasiado eco. Imposible sacar una pepita de originalidad en semejante cenagal de palabras escritas por boca de ganso. Textos copiados de textos refundidos de textos robados de textos directamente excretados de la peor cagalera mental que ha padecido la historia. Junto al DNI, el número de la Seguridad Social, el RH, el escudo y la bandera, el blog: http://yoymireflejoenelespejoelombligodelmundo.blogspot.com... Esto no es la supina libertad que tantos gurús de la cibervía pretendieron vendernos. Antes al contrario, es la esclavitud del absurdo de demasiadas bocas abiertas gritando al unísono. Igual que la posibilidad de escribir algo no implica la necesidad de publicarlo, la posibilidad de que cualesqueira puedan opinar sobre toda maldita cosa no implica la maldita necesidad de tener que escucharlos. Claro que habrá el listo de turno que saliendo al quite suelte lo de que con no leer la mierda, obviarla, ya estás listo. Selección natural y demás papanatadas. Que no obliteran, sin embargo, la mierda, su existencia. Que sigue ahí, como cagada de pájaro, adherida al limpiaparabrisas infinito del ciberespacio, aumentando la entropía de la inopia y la paja intelectualoide. Porque qué suerte de validez se puede aportar al mundo  en general, al del ciberespacio en particular, cuando sólo se ha vivido en y para el extrecho marco del TFT; tal vez alguna pequeña dosis de metarrelaidad virtual, es decir, aire sobre aire, hologramas espasmos del bebé de Kubrick la noche de su albur, nonato y ya cadáver. Novelas sobre el legendario oeste americano escritas desde una estación orbital a partir de un quemado bolsilibro de Zane Grey, recuperado del Holocausto... En resumen, que hay cansancio, hay desengaño, hay miasma y rechazo, arcadas y bascas y retortijones en las articulaciones. Un sinsentido las más de las veces llegar hasta aquí y ponerse a teclear. Total, para qué... Suerte que no he de durar demasiado. Ninguno lo hemos de hacer...

¿Mi patria?; el 2019...

He tenido que esperar 29 años, es decir, toda mi vida, para poder ver Blade Runner en pantalla grande, así que en cierto modo, dentro de mi particular escala de valores, ya he hecho el equivalente a plantar un árbol, o casarme para luego divorciarme, o tener un hijo y llamarlo Bernardito. O hacerme junto a Raúl González Blanco la foto de rigor que tener enmarcada en el centro del salón hasta los restos. Todavía no me puedo morir en paz, que se dice, pero ando más cerca...

A las cuatro de la madrugada me metí en el sobre tras llegar de Sitges, y a las siete ya estaba en pie, el tajo es lo que manda por muchas naves que hayas visto arder más allá de Orión... Una cara de muerto viviente durante todo el día que para qué os cuento. Pero sarna con gusto no pica, y es verdad. Menudo espectáculo. Y no me estoy refiriendo a la película. Quiero decir el Auditorio Meliá, lleno hasta las trancas, sabéis, y nadie dijo ni mú durante toda la proyección. Apenas un par o tres de toses, estornudos, aclaramientos de garganta los justos, y un pobre infeliz que se levantó a hechar un meo porque ya no debía aguantar más. A ver Blade Runner si viene cagao y meao de casa, coño, parece mentira...

Un público entregado, qué duda cabe.

 

 

 

 

 

Por otro lado, hoy es un día señalado, ¿habéis salido ya a la calle atados a la banderita de marras? Sois españoles de raza o bien sois caterva de la peor, decidme... Me estoy partiendo el culo a base de bien con tanto payaso desatado, la verdad. Hacía tiempo que la cosa no estaba tan entretenida. Yo creo que entre los responsables del vídeo del pijo antimariconas del Lacoste y los que aconsejaron a Rajoy el ridículo del otro día deberían juntarse, en serio; fundar un nuevo partido. Barrería de calle en las elecciones. Yo lo votaría. Imaginad qué legislatura. El despiporre.

En fin, que yo me marcho otra vez a Sitges a ver cine kaspa y kostra y trash, intentar olvidarme por unas horas de tanto idiota suelto, y en el entretanto a ver si se nos rompen  Las Españas de una puta vez y estalla al fin la jodida Segunda Guerra Civil,  se anima un poco el cotarro y entre todos tenemos algo más interesante de qué hablar en lugar de tener que soportar semejantes ostentaciones de congénita gilipollez...

 

El Jueves

 

El Jueves 

Pones Príncipe y Princesa

a joder como los perros

y ya la has cagado,

 te chapan el negocio:

¡La Real ni tocarla o te enchirono!,

pero luego enciendes el televisor

y no te queda otra que olisquearle 

a las Obregones el coño...

Ya que con nuestros impuestos

pagamos su vida de puta madre

qué menos que equipararlos a toda

esa ingente piara de vividores del cuento...

¡Que dejen ya de jodernos con la Constitución!;

quienes no han sabido en su vida

qué es levantarse a la siete de la mañana para ir al tajo,

que no han guardado una maldita cola del paro,

que no saben lo que es pasar una noche doblados

de dolor, en Urgencias, esperando...

no pueden tener los mismos derechos que vosotros o que yo.

 

Adán desatado


El día sucede al día.

Como al pistón sigue un pálido fuego:

leve rumor de cadena de montaje

serpeando bajo los soportales de la percepción.

Y si me desviase del sendero marcado…

¿Entonces descenderías?

***

Cuántos otoños me has tenido aquí,

encadenado a la vida,

abrigando vuelos con el calor de mi aliento,

hasta al fin conseguir que toda mirada

no fuese más que tacto constante de piedras borrachas de cieno:

rencor de Dios en caldo de cultivo.

***

¿Cuánto más debí gritar?

¡¿Dirás que no me oíste?!:

“Estoy preparado,

puedo empezar a morir en cualquier momento”.

Y a cuántos te has llevado desde entonces…

***

No has de venir por mí hasta verme exangüe

-ya lo sé-,

enfermo, decrépito, cesante:

hace tiempo que te sé vampiro

de gríseos caninos y babas deletéreas.

***

Mientras fui sincrónico reloj de amor no me quisiste;

pura potencia de amor a estas luces y carnes:

gozo, locura, frenesí,

ciega pasión de pisar este mundo…

Tuviste que arruinarme.

***

Y ahora que soy esta pequeña máquina de odio

que noche tras noche -tremebundo- aguarda,

vendrás;

te conozco.

Ahora justo, en lo más bajo,

sí te parezco lo suficiente tierno

*** 

Descuida, amantísima altura,

que antes o después tú y yo nos miraremos.

Y si existe deidad más allá de tu abrazo

toda esta amargura que te debo

te atragantará:

con suerte en el ápice de tu bocado,

como un hueso de pollo,

una de estas costillas que me guardan

te ha de atravesar el pescuezo.

***

 

¡Censurad esto!

Bastante jodido últimamante y de ahí el silencio. Ya sabéis aquello que se dice, unas veces se gana y otras se pierde, pero es una de tantas patrañas: cuantos más años a este lado de la vida más veces pierdes, y cosas cada vez más fundamentales. Matemática elemental.

De nuevo aquí, escribiendo desde una cafetería. Tengo una libreta repleta de mañanas empezadas desde cafeterías no muy diferentes de ésta, aunque sólo un par o tres de ellas las he traído aquí, principalmente por pereza. Un palo terrible transcribir. Y luego está la cuestión del desfase horario, cosas que te parecían ingeniosas cinco o seis horas atrás han perdido audacia y brillo para cuando te pones ante el teclado; languidecieron como rosas sin agua. Y esa es una de las razones por las que no llevo diarios. ¿Cómo demonios se lo monta Trapiello? Si me da por releer lo escrito la mayor parte me parece basura, termino por arrancar las páginas.

Debería estar muy cabreado por lo ocurrido, ¿no? Debería. Pero es lo único bueno que tienen las noches de hospital, los techos de las salas de urgencias, el lento desangrarse del Nolotil desde el gotero a tu vena agujereada. Te ayuda a relativilizarlo un poco todo. O mejor dicho, más fácil que todo te importe una mierda. Sobre todo cuando apenas tienes 20 años y se supone que deberías andar por ahí emborrachándote, rompiendo botellas en la cabeza de alguien, haciéndote detener... Un quirófano es un Gran Agujero Negro, un antiguo sol muerto; una vez entras en su campo de atracción estás jodido. No importa lo joven que seas, antes o después volverás, y cuanto más seguido vuelvas más estrechas se volverán tus recaídas. Así hasta que salgas definitivamente, sí, para no volver, muertos los ojos, los pies por delante.

Tengo 29 años y en los últimos 10 he pisado el quirófano cinco veces, hospitalizado seis. Figuraos las ganas que me quedan de reciclar basura, por ejemplo. O de hacerme de una ONG. No sé si me explico... ¿Como decís? ¿"Amargado egoísta"? Joder, por supuesto que lo soy. Me lo he ganado a pulso. A base de partes médicos, todos juntos, uno encima del otro, engordando una carpeta hasta sus topes.

De modo que ya no queda nada, podéis quedároslo todo, que os aproveche. Salvo la literatura, lo único que me sirve. Al menos ahora. Al menos a mí. Me salva el poco pellejo que todavía no me duele. El día que deje de hacerlo creo que me quitaré de enmedio. Este mundo ya soporta demasiado peso. 

Así que intentas alejarte de la palabra un tiempo porque sabes que te estás matando, que cada vez que coges la pluma lo haces, no sólo para escribir, también para cortarte las venas un poco más con cada línea. Dejas de escribir. ¿Y luego qué? El vacío... De modo que vuelves a las andadas. Vuelves aquí. Enfermo, dogrado y cabreado. Hasta que el cuerpo aguante. Lo de después ya no será mi problema.

¿Por dónde iba? ¡Ah, sí! Empecé a escribir pensando en poner a caer de un burro a los mentecatos que hace nada me censuraron un poema por el mero hecho de estar escrito en castellano. O mejor expresado: por cometer el pecado de no estar escrito en catalán. A los dos días de estar expuesto lo quitaron de la circulación. Y ya me podéis dar todas las explicaciones que queráis, todas las excusas. Inventaros mil subterfugios. Ambos sabemos los verdaderos motivos. Así que supongo que podría deciros que sois todos unos hijos de puta sin moral y sin el menor sentido de la vergüenza. Pero no. Porque me dais pena. Porque antes que por vuestra bocaza habláis por vuestros actos..., y, la verdad, dejáis tanto que desear...

Lleváis toda mi vida intentando lavarme el cerebro, imponerme lo que nunca he sentido como propio,  convencerme de que soy un catalán de segunda porque hablo y escribo en castellano. Me habéis ninguneado todo lo que habéis podido y más, ya desde pequeño, desde la escuela, y aun ahora lo seguís probando. Y continuaréis, sin duda, porque así sois los cabezas cuadradas. Y pese a todo no consiguiréis nada. Porque os habéis convertido en la misma mierda que os oprimió y persiguió durante tantos años. Utilizáis sus mismos métodos...

Y como yo cuántos... Cuántos que hemos nacido aquí y aquí hemos desarrollado nuestras vidas, vertido el sudor de nuestra frente, trabajando, tantas veces deslomándonos. Y aun así nos miráis por encima del hombro porque no pedimos la hora como a vosotros os gustaría. No tenéis la más mínima idea de lo patético que resulta. ¿Acaso pensáis que vuestra justicia proviene de más alto? Cuanto más censuréis más orgullosos estaremos de reafirmarnos en la que es nuestra lengua. Nuestra verdadera patria, más allá de vuestros estúpidos politiqueos. ¡A la mierda España!, ¿me entendéis?... ¡A la mierda Catalunya!, ¿me entendéis?... Soy lo que hablo y lo que hablo es castellano... Apuesto a que el poema llega a estar en árabe y hasta lo enmarcáis y todo... Vosotros sois así. Todos. Aquí y en Madrid. En eso sí que nada os diferencia. El odio cainita.

Y lo peor -para vosotros, ojo, no para mí, que a mí me la suda no sabéis cuánto- es que tenéis la batalla perdida desde hace años. Que vuestro querido catalán apesta ya a cadáver. Porque lo que no consiguió el franquismo lo conseguirá la inmigración, ese fenómeno imparable. No será un asesinato político, ya os gustaría..., poderos hacer los mártires de nuevo.

No. Será un proceso natural. Lento y doloroso. Invasivo como un virus. Terminal como un cáncer.

A todos los que os hayáis dado por aludidos sólo me queda por deciros lo siguiente:

Que os jodan.

 

 

 

¡Censurad esto!

 

Brandelmosca

 


Es parar el oído en cualquier calle

y no pescar al vuelo otra cosa que

síndromes, síntomas, dolor agudo, enfermedades,

tumores de otros que vinieron para quedarse.

 ***

Vincent Price está cadáver y su legado

de hombre-moscarda ya no vale;

esas viejas carnes

-plástico, pintura, gomas todas, látex varios,

pelos de burra, cartón de ojos facetados-

ya no asustan a nadie.

***

Al pensar en el hombre del mañana:

el no-hombre;

Neo-Hombre

-cual si un Keanu Reeves pero sin tanta chulería:

le quitas de un manotazo las gafas

y de una hostia la restante tontería-,

 es brandelmosca quien surge tras la bruma:

Goldblum + Cronenberg + mosca;

metáfora del sida que nos mata,

el cáncer que nos finiquita,

especie que agoniza,

vidas condenadas que terminan...

***

Y aun así persistimos en la alquimia prometeica:

más que la heroína, la coca, la maría,

la puta y maldita cafeína,

ella nos pone, ella nos engancha,

ELLA...

nos excita;

somos adictos irredentos a la vida

-cuando el tábano cuánto nos toca los cojones?,

apenas unos días.

***

Nos sobrepasan su aplomo y santa paciencia,

su errático vuelo de epiléptica plumilla,

también su prominente afán de monotonía,

como ese bzzzz-bzzzz, bzzzz-bzzzzear seco, sordo, yermo,

que jamás osó -ni pretendió- significar nada.

***

Para ser todo lo humanos y sapiens que nos pretendemos

nos gana todavía su orgánica, simple, óptima sabiduría:

por más que fusionáramos genoma, nombres, inteligencia,

persistiríamos enfermos, sin captar su sentido del non sense,

seguiríamos adictos, enganchados a este engaño de la vida;

continuaríamos, brandelmoscas, sin saber aceptar ese momento del llegarnos la hora...

 

 

¡Mierda cagada por Mierda!

 Para Hernán

Conocí a un tipo que maldecía así. Os lo juro. Era un chico confuso. Y extraño. Pero de esa extrañeza que atrae más bien poco. Más bien nada. Como su aspecto, que tampoco atraía nada. Y su holor corporal, que espantaba pero bien, tiraba para atrás, a todos y a todas, menos a las moscas, eso sí... Y sí, he escrito "holor", con H, y con toda la mala intención del mundo -¡hay que ver qué cabrón!-, porque aquello no era olor sin más, era una mezcla chunga, tenía lo peor de ambos mundos; el del olor y el del hedor; es decir, la auténtica y verdadera PESTE.

En fin, que todos éramos unos chiquillos, ¿no?, y ya sa sabe, un poco así como los gatos, que el agua lo justo, para beberla y poco más..., ¡ni tocarla, vamos! Pero claro, allí  el que más o el que menos todos teníamos en casa bañera y agua caliente y madre persiguiéndonos jabón en mano, y un tanto así de sentido de la vergüenza, para qué engañarnos; de modo que la mayoría intentábamos llevarnos lo mejor posible con todo aquello aburrido de la higiene... ¡Pero en cambio sólo él era el auténtico Señor de las Moscas!

Aun así por allí andaba siempre, acompañado, acompañándonos, y nosotros disimulando el asco lo mejor posible: el drama de la vida a escala 1/72...

Jugábamos a tablero. Por jugar a tablero debe entenderse jugar al risk, o al estratego, cosas por el estilo, con muchas figuritas pequeñitas y de vivos colores, sobre un mapa del mundo que tienes que conquistar, tú y sólo tú, matando a todo el resto por el camino, si puedes, o en su defecto, aliándote con él; esto es, untándolo. Desarrollando el innato humano instinto de megalomanía, en definitiva. Luego la cosa fue mejorando, con los años; me estoy refiriendo a los juegos, que fueron mejores, más divertidos; no a él, ni su holor, que era cabezón, no cejaba un segundo en su empeño de marearnos a todos. Pero allí seguíamos, qué remedio, jugando jugando, porque lo de las novias y los toqueteos y los lengüeteos de toda índole y baja ralea estaba aún por llegar; luchando cada uno por su lado por serlo, "Un Ganador", al menos de aquella partida, la que fuera se estuviera jugando en aquel momento.

Y entonces lo hacía, cada vez que había un combate decisivo, una jugada clave, y los dados lo dejaban tirado, lo soltaba:

"¡Mierda cagada por Mierda!"

No sé, cualquiera de nosotros lo finiquitaba con un ¡Maldición!,  un ¡¡¡Joder!!!,  un ¡Mierda Puta!. El Cagüenlahostiaaa!!! era también muy popular. E incluso los había con ingenio y gusto por lo exótico: ¡Satanás vive en vuestros cuerpos!...

Yo siempre me cagaba en Dios... ¡¡¡Cagüendios!!!. Lo heredé de mi padre: cagüendios y cagüenlaputa. Y también mecagüenlamadrequetetrajo -joioporculo-, tal que así, de una sentada... Draes y María Molineres y Espasas no había ni uno en mi casa, no, pero los mil y un modos de defecarse encima de cualesquiera almas habidas y por haber sí los aprendí bien...

Pero este tipo había dado con una nueva fórmula. Nueva, distinta, insólita..., ¿fresca?: para nada; ¿absurda?: mucho; ¿desconcertante?: del todo... Recuerdo que todos nos quedamos con cara de verdaderos gilipollas la primera vez que la soltó. Mirándonos de hito en hito, estuporosos, gota en frente, sudor frío, no sabes muy bien cómo cojones reaccionar. Pero no fue casual, no; reincidió en ella con alevosía. Así que a la segunda ya no tuvimos compasión, de estupefacción nada de nada; nos partimos el culo de risa en su misma cara. Aquélla y todas las veces que la siguieron. Pero a él le daba igual, le importaban un comino nuestras burlas, lo suyo estaba por encima, era una cuestión personal, entre él y los dados, es decir, la suerte perra, siempre de espaldas, aunque seguro que el aura de condenación que su hedor le había regalado tenía no poco que ver con toda aquella mala leche del todo singular. Conque allí estaban siempre, en nuestros oídos, sus excrementos al cuadrado; le había cogido cariño a la mierda aquel chaval.

¿Que ha sido de él? Muy bien no lo sé, por lo visto trabaja repartiendo mercaderías con una furgoneta. Algo así me han dicho. Alguna vez lo he visto por ahí, me lo he cruzado, y creo que en lo del aseo mucho no ha mejorado. Tampoco es que el curro ayude, claro está. Tan claro como tengo que todavía debe seguir mandándolo todo al carajo de aquella manera heterodoxa.

Así que el otro día estaba en el trabajo, y vino L. y me lo vio en la cara, que estaba para el arrastre. Tengo la suerte de trabajar con él, mi mejor amigo, mi amigo del alma y demás zarandajas, el mismo que semanas antes supo que de Caravaggio nada, "mejor lo dejamos", que aquel día a Barcelona, más que a ver museos, exposiciones varias, habíamos ido a hablar y a echar pestes... despotricar de las mujeres que nos joden la vida, esas mismas que por acción u omisión de ella, y por puñetera cobardía, nos dejaron compuestos -y sin novia- y por supuesto en la estacada... Nos la tragamos toda, la estacada, y bien hasta el fondo, la muy puta, que no sabemos todavía ni cómo nos las arreglamos para andar...

Y bueno, allí estaba yo, como decía, completamente derrotado, y L. me preguntó qué te pasa... y yo la pensé en silencio, la respuesta: que qué me pasaba. Conque tras un momento de reflexión se lo dije, se lo solté de carrerilla:

- Mierda cagada por mierda, tío... Mierda cagada por mierda...

 

Y sonrió él, y sonreí yo, porque los dos sabíamos, ambos habíamos estado allí. Allí, junto a él, el extraño chaval apestoso, soportándolo a duras penas mientras intentábamos triunfar; dominar el mundo y toda esa pesca; y porque también sabíamos algo de la mierda, de esa mierda al cuadrado, voluble e hija de puta, que te niebla la vista y por supuesto te vela las napias cada vez que intentas, aunque sea mínimamente, alzar la cabeza, levantar el vuelo; de repente, un día, volver a soñar... Así que después de todo era un filósofo, el menda, y él sin saberlo, repartiendo perecederos con una furgoneta -porca miseria-, ¡cuando deberían haberle dado una cátedra como poco!

Porque cuando la mierda lo inunda todo -lo inmunda-, y es tan poderosa, tan triunfante, tan espesa que es capaz de cagarse a sí misma; entonces lo sabes, tomás consciencia... de que hay otros mundos -otros "inmundos"-, sí, pero todos están llenos de... bueno, ya sabéis qué...

 

Museo de Historia Natural

Prueba de que éstos son tiempos de ocaso,

más que nunca de barbarie,

es que ya no quememos a nadie;

ni un Galileo, ni un Servet que se precie,

es común y ordinario que las gargantas de hoy se hagan notar

para poco más que tragar, eructar,

lanzar salvas de palabras necias al vacío.

* * *

Jamás antes como ahora los marionetistas lo tuvieron tan fácil,

que hasta han cerrado sus minas,

asfaltado los campos de batalla,

recalificado las iglesias;

ni fósforo, ni sangre, ni fe ciega...

por no necesitar no se sirven ni del perro,

que este rebaño bizco se guarda solo

y a solas él mismo se rebana...

* * *

Ya no arde el peligro en palabras y miradas,

ni atrevimiento,

ni audacia:

"No ha lugar, señorías,

a aquella inmensa minoría

que hacía de vivir su desafío...

conque podemos respirar tranquilos".

* * *

Transcurrimos los últimos días de este mundo.

Sobrevendrá para no dejarnos

-y en medio congelarnos;

listos para museo-

esa marea alta que ha de hacer décimo arte del deshielo,

fósiles los pensamientos...

* * *

Y nos cogerá inmóviles,

sonrientes,

conectados,

en silencio...



Y encima seguro que se llama Fermín...

Tengo aquí atrás,

a mi espalda,

un tipo largando sandeces,

palabrejas de moda como "Estado",

"Bandera", "Gobierno", "Juana Chaos",

"Estatuto", "Mayoría", "República", "Anarquía",

y no sé qué más montón de mierda.

No me está dejando leer...

Habla alto y habla mayúsculas,

con ese vigor estúpido en las vocales

que sólo tienes cuando aún no has vivido tu primera noche de hospital;

a este todavía no se le ha muerto nadie,

nadie le ha plantado una hostia, mano abierta, en plena cara:

tiene, lo que se dice, intocada aún la ingenua piel por la metralla...

Y tiene también la desfachatez de reír y sonreír,

una tras otra dar rienda suelta a sus carcajadas

entre esta tontería y aquella baladronada,

que no son sino collages vacíos directamente

plagiados de aquella y esta verborrea universitaria...

Qué fácil ha sido siempre cambiar el mundo desde lo más

hondo de de una cafetería un domingo por la mañana...

Más vale que la tía a la que lastra con semejante basura,

poniéndose gallito,

heciéndose el graciosón,

simpático sabelotodo,

sólo con el objeto de hacer de su polla

el sello de todas las oquedades de ella,

esté real, positivamente buena,

porque si no es como para girarse ahora mismo

y abrirle al menda otra gran bocaza

justo en mitad de las napias... 

 

Mierda de Juventud

"¿Tenéis el Don Juan Tenorio?", me pregunta la madre, "para mi niña, que se lo piden en el instituto", a lo que respondo que qué edición le piden, y ella, claro está, no lo sabe, no tiene ni idea, ni falta que le hace a la pobre mujer, a sus años, después de todo por lo que debe haber pasado... "Espera que la llamo y se lo pregunto", dice, mientras saca el móvil y marca el número. La niña, su niña, que por lo visto no es lo bastante madura para ir ella misma a comprar sus libros sí lo es en cambio para tener móvil, así que no tarda en contestar: "¿El chico me pregunta que qué edición necesitas del libro? ¿No te dijeron ninguna?". Por lo visto hay problemas de cobertura, o de comunicación, no lo sé bien; tal vez hija y madre no se entienden porque la primera está en la tienda de ropa, tres manzanas más allá, gastándose la semanada y un poco más del sudor de los padres en rebajas ultrafashion, y ya se sabe que en estos establecimientos la música -por llamar al ruido de alguna manera- la ponen a todo trapo, en modo “atolondramiento total”, no sea que si la bajan a los nenes bershka les dé por pararse a pensar un segundo y se marchen de allí sin comprar. "¡¿Qué dices, hija…?! ¿Que la más corta que tengan…? Vale, hija, adiós, adiós… Me dice que la más corta que tengas...". Eso, la más corta, ahí lo tienen, ahí la tienen. Ahí lo tendremos. Y si no, al tiempo… Si puede ser, mamá, me vas a comprar el libro a la librería que yo no puedo, que he quedado. Y pídeme la versión abreviada, la versión para tontos, que ya sabes que no me gusta ese rollo de leer y además este fin de semana salgo a estrenar este modelito tan mono que me he comprado, ¿te gusta?… Y esta niña no tan niña pero niña para lo que le da la gana, que pretende un Zorrilla fast-food y masticado es amiga de ése que viene y me pide –al menos éste no manda a los sufridos padres- 10 poemas y una canción desesperada -"toma nene, llévate este: 10 poemas más por el mismo precio..."-, que a su vez sale de marcha con el que me pregunta por una “Antropología de la poesía castellana” y se queda tan ancho, el muy mendrugo, quien además a buen seguro es intimísimo de la que por teléfono me dice que si tengo "en stock" no sabe muy bien qué título de la editorial "Alfaguarra”, tal que así, con doble r y encefalograma plano… Pertenecen todos a la misma Generación, nuestros jóvenes de hoy, que ni la Z merecen; a lo sumo la P, de Peste, porque a la larga, a qué dudarlo, lo serán, una lacra, un virus, nuestra vergonzante enfermedad. Los mismos que el día de mañana tendrán la cabeza amueblada de aire y sólo de aire, que no tendrán jamás las agallas de emprender, por ejemplo, ese Viaje al Fin de la Noche tan necesario para cualquier alma, ni sabrán quién demonios fue Holden Caulfield, porque a día de hoy ni siquiera saben –ni carajo les importa desconocerlo- quién es Stevenson, ni que los poemas, “de ordinario, chaval”, se reúnen en antologías. Hace unas semanas, Pérez-Reverte escribió que “Nadie dijo que fuera fácil”, eso mismo, pertenecer a la minoría de los que quisieron amueblarse y armarse hasta los dientes la cabeza con la única herramienta eficaz: la lectura. Y es verdad… Aunque olvidó hacer mención a la otra cara de la moneda; “qué cómodo y fácil es lo otro”: hacer ojos sordos y dejarse llevar, convertirse día a día en el caldo de cultivo de los imbéciles y apoltronados del mañana que vendrá.

22

"Recuerdo que una noche, después de teclear durante 4 horas largas o así, sentí que había tenido una asombrosa racha de suerte, y de repente -le di a alguna tecla- hubo un fogonazo de luz azul y las muchas páginas que llevaba escritas se esfumaron. Lo intenté todo para recuperarlas. Pero sencillamente habían desaparecido. Sí, lo tenía puesto en "Guardar todo", pero no sirvió de nada. Aquello me había pasado otras veces, pero no con tantas páginas. Y podéis creerme: es una sensación infernal y horrible, cuando las páginas se desvanecen".

 

Charles Bukowski, "El Capitán Salió a Comer y los Marineros Abandonaron el Barco". 

Los motivos que explican mis cada vez más prolongados silencios son de un lado un terrible cansancio y del otro la efermedad. Evidentemente el uno no se explica sino como consecuencia de la otra. Me he pasado la última hora y media intentando escribir algo de por qué el 22 de noviembre es y será siempre un día especial, no de feliz recuerdo, pero sí especial. De repente todo ese trabajo ha desaparecido justo cuando ya lo había dado por terminado, se ha evaporado de la pantalla ante mis propias narices. He tenido que asistir impotente a esta nueva mofa de los dioses. No tengo fuerzas ni ánimo para volver a escribirlo todo de nuevo. Así que ahí se queda todo, en el limbo de mi cabeza y para siempre, o al menos hasta que yo también desaparezca.

Buenas noches.

POTENCIA

Hay noches...

Umbrías lunas traicioneras

sin punto ni reflejo,

sin romanticona locura cenital.

Horas como de pulmón encharcado,

seccionada tráquea,

ventrículo en huelga

y aurícula en cuarentena.

Largas horas de agonía tan anchamente víricas

que un esputo de saliva bífida te parecería manjar

y un humor hepático en cancerígena automatanza

lo esnifarías ávido, entero hiperestésico.

 

Noches de cobardía...

Deyectantes lunas gríseas

de pusilánime ruindad;

insomnes minuteros ojerosos

aplaudiendo tu baba en miradas,

bobalicones pozos de pupilas embobadas

enlodadas

enmierdadas;

mente APUÑALADA

alma TRAICIONADA

tuétano YACENTE

posibles y probables y divinos devenires

tirados al retrete.

 

 

 

Noches en las que no debería uno dejar de cagarse

en diarrea;

limpiar de sí mismo el colón de lo real

aunque fuese sólo por vergüenza.

 

 

 

Mefíticas pardas lunas

en las que nada mejor que ser autocarnicero.

Pasarte a cuchillo.

Acostarte en la sierra.

Abandonarte rijoso a la degollina espectral y especular:

venderle al aire tu carne,

servirle al fuego tu sangre,

echarle al cieno tus huesos,

claro como está que ni los cerdos te comerían…

 

 

 

Noches sin sexo.

Sin pensamiento. Sin ferocidad...

Sin radiación umbilical bailando en los dedos…

Nocturnos en los que ser hombre es un insulto

por todo lo desaprovechado…

 

 

 

 

 

Hay noches a las que uno no debería sobrevivir:

Fraude de Fraudes,

contravenir el instinto

y levantarnos al fin la tapa de los sesos

por todos los sueños no atendidos;

deseos abortados;

pecados no cometidos:

talentos mal derramados…

Pagar finalmente el precio por todo lo que no quisimos ser.

 

 

 

Noches como ésta, como otras que amanecieron.

Otras tantas que vendrán,

en las que sólo la puntilla de un nuevo alba

escribirá mi necrosado nombre en las

LETRAS de ARCILLA y NIEBLA que MERECE…

 

 

Gourmet del Bueno

 "Gourmet del Bueno"

 

 

 

Comiendo un plátano a las doce y dieciséis

(A.M)

Mejor a ésas doce y no a las quince ni a las de después,

que luego las rimas se me hacen las estrechas.

Difícil rimar con quince y mucho más con siete,

y antes no tenía hambre y después ya a mi estómago

se le antojaba demasiado tarde.

Así que jalándome el plátano a y dieciséis;

unas dieciséis que ya pasaron porque si no

todavía lo tendría,

el plátano susodicho,

entre la boca y las manos…

¡Qué difícil entonces teclear en tamaña circunstancia!

Lo mejor que como en todo el día,

y no del que empieza, no…

Del que acabó:

¡Ahí es nada!...

¡Y qué no hubiese dado por una hermosa banana!

Debería dejar de comer mierda…

Beber mierda…

Tragar mierda…

Sí…

Dejar de darles la oportunidad de meárseme en la entraña.

Eso le obsequiaría como poco diez más al carné de mis años.

Vida sana

Vida plana.

Vida marrana…

Si la programación de sobremesa ya es del todo insoportable,

¿quién coño quiere quedarse a la carta de ajuste?

 

 

 _____

 

 

 

Reus, Ciudad Cadáver, 5 del 4 del dosmilseis, un plátano después...

DIARIO DE MI HYDE (1)

Lluvia. Gris y pertinaz, de esa que inunda las calles de coches impacientes y le pinta de vacío las cuencas de los ojos a los hombres. Lluvia alienadora. Gotas de locura acariciándolo todo. Ya no encuentro en estos días mojados aquel aroma a misterio, a ensoñación, que tantas veces le hallara en el pasado. Ya no es más que agua sucia, sólo agua; mi mente vuelve a las esencias, simplificándose, y en éstas no encuentra más que la nada inaprensible; incapaz de dotarla de significados arbitrarios con mis pensamientos desbocados, no puedo hacer otra cosa que agonizar.

Camino por la calle encapuchado bajo el anorak con cara de hastío, asqueado del día que amaneció, y no porque me esté dirigiendo al repugnante trabajo de todos los días en medio del diluvio, tampoco porque ya haya empezado a notar las primeras punzadas de lo que sin duda será una migraña aniquiladora, ni tan siquiera porque el maldito café barato que tomo por las mañanas me produce ardor. No, pongo cara de hastío, de incomparable hastío, porque simplemente es la cara que hay que poner, la cara que todo el mundo pone en días como el de hoy… Mirad, mirad… fijaos bien… ese, ese, ese también… y aquella otra… todos. En el fondo no somos más que jodidas máquinas. Todos a mi alrededor jodidas máquinas; son el mismo rostro, mi rostro, ese que dice con palabras insonoras ¡Oh Dios!... llueve… ¡Jodida mierda de vida!... y son pocas, muy pocas las excepciones, apenas un valor ponderable. Llega un momento en que el período de lo posible se acaba y la vida te abre en canal metiéndote hasta el fondo el programa del absurdo, como aquel fulano, Woods, al que le metían negras y palpitantes cintas de vídeo en su abdomen de vagina… ¡Ala!, ya estás programado chaval; ahora me perteneces. Olvida todas esas chorradas de la libertad y el libre albedrío. Deja atrás cualquier variante de ilusión. Todo eso es basura filosófica que se han de comer ratas y polillas. Esto… esto… ¡ESTO es lo REAL!... métetelo bien en esa pequeña y dura cabeza; y ahora, ¡venga!, sal ahí fuera y empápate la cara de agua gris, de día gris, de vida gris… ¡y pon tu mejor rostro de hastío, tu mejor cara de asco, maldita sea!

Y cuando luzca el sol achinarás los ojos e impostarás esas magníficas sonrisas de primavera y esperanza que tú y yo sabemos, y cuando lleguen las nieves te agrietarás los labios, te sangrarás las manos, y cuando llegue la muerte te cagarás de miedo y te arrodillarás implorando clemencia… joder si lo harás… “Hay una cinta que te quiero poner, Max”… si te gustó esta negra lluvia que pudre las entrañas espera a ver esto otro… es mierda de la mejor…

3… 2… 1… PLAY…

© JIP